La Prosa Ática: Historiografía y Oratoria en la Antigua Grecia

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La Prosa Ática: La Historiografía

Definición y orígenes de la Historiografía

Entre las primeras formas literarias figura la obra de los logógrafos, pioneros de la historiografía que aparece en Mileto, en Jonia, hacia el s. VI a.C. La temática de sus obras es variada: descripción de la fundación de ciudades, historias locales, genealogías, relatos de viajes y aventuras con descripciones geográficas y etnográficas, etc.

La etimología de la palabra historia procede de istor, "conocedor" o "sabedor". La historia sería, pues, la narración de experiencias propias o sucesos deducidos de la observación o indagación del autor (narración de lo que se ha visto y, por tanto, se conoce). Estos autores, en su mayoría jonios, solían leer sus escritos en público, a veces en certámenes literarios. Su método consistía en la simple acumulación de noticias de diversas fuentes.

Los primeros historiadores, como Hecateo de Mileto y Heródoto, elaboraron su prosa histórica en dialecto jónico.

Principales autores o representantes

  • Heródoto de Halicarnaso (s. V a.C., 484-425 a.C.)

    Heródoto nació en el 484 a.C. en la ciudad de Halicarnaso, en la costa de Asia Menor.

    Sin embargo, siguiendo la tradición logográfica, escribió sus Historias en dialecto jónico.

    Representa la culminación de la logografía y el comienzo de la historia como ciencia.

    Fue un infatigable viajero, aunque siempre vinculado a Atenas, su patria espiritual, donde conoció a los intelectuales más relevantes de la época (Pericles, Sófocles, Protágoras...)

    Su obra, conocida como Historias, fue dividida posteriormente en 9 libros en honor a las nueve Musas, cuyos nombres sirven de título a cada uno de ellos.

    En ellos se narran con objetividad y precisión las Guerras Médicas entre Grecia y Persia a principios del siglo V a.C., haciendo especial énfasis en aspectos curiosos de los pueblos conquistados, al tiempo que describe la historia, etnografía y geografía de su tiempo.

    Explica los hechos históricos mediante la envidia divina: la voluntad divina es la que decide los acontecimientos humanos (fatalismo) y es inútil luchar contra el destino.

    Su metodología histórica se basa en la observación personal (ὄψις) y en la obtención de datos a partir de fuentes escritas y orales.

    La obra de Heródoto es considerada una fuente importantísima por los historiadores debido a su gran veracidad, por ser la primera descripción del mundo antiguo a gran escala y ser a su vez la primera en prosa griega. Por esto Cicerón lo llamó pater Historiae ("el padre de la Historia").

  • Tucídides de Atenas (c. 460-396 a.C.):

    Representa en la segunda mitad del siglo V a.C. la culminación de la historiografía griega. Su obra es la Historia de la Guerra del Peloponeso, en la que narra los acontecimientos ocurridos entre el año 431 a.C. y el 411 a.C. Está dividida en 8 libros y narra el enfrentamiento entre atenienses y espartanos, junto con sus respectivos aliados en la famosa Guerra del Peloponeso (431-404 a.C.). Está escrita en dialecto ático.

    Tucídides ya no evoca hechos pasados, sino que cuenta hechos recientes vividos por él.

    Exiliado de Atenas por fracasar como estratego, viajó por todo el escenario bélico, y finalmente su muerte dejó la obra incompleta (396 a.C.).

    La obra se podría fragmentar temáticamente en dos: una primera parte, donde se narran los acontecimientos primeros de la primera parte de la Guerra del Peloponeso hasta la Paz de Nicias, y una segunda parte, cuya narración comprende la segunda parte de la Guerra del Peloponeso hasta la derrota de Atenas en Sicilia (411 a.C.).

    En la obra de Tucídides, los acontecimientos históricos se explican por la concatenación de causas y efectos, siguiendo la razón como único medio para llegar a la verdad y sin la intervención de los dioses, como muestra en sus descripciones (la peste de Atenas). Es objetivo -narra los hechos presenciados por él o escuchados por testigos directos-, y es rigurosamente crítico -contrapone las distintas versiones y elige racionalmente la más verosímil-. Desea, además, exponer la verdad de forma sencilla e imparcial. Es importante, pues, la imparcialidad de Tucídides como historiador: no manipula nunca los documentos. En su obra abundan los discursos en boca de los personajes que intervienen, mostrando cierto dramatismo.

  • Jenofonte de Atenas (c. 428-354 a.C.):

    Nació en Atenas en el año 428 a.C. Fue un escritor polifacético, destacando las obras históricas. Se puede establecer la siguiente clasificación por temática:

    Obras de carácter histórico-político:

    Su obra histórica más destacada son las Helénicas, donde continúa el relato de Tucídides sobre la guerra del Peloponeso en 7 libros y que extendió hasta la caída de la hegemonía tebana; Anábasis, que a lo largo de 7 libros, en 3ª persona, narra la fracasada expedición en ayuda del príncipe persa Ciro y el posterior regreso de los mercenarios griegos; Constitución de los lacedemonios, un elogio del sistema espartano; Agesilao, un discurso de elogio al rey espartano, a quien presenta como un abanderado del panhelenismo.

    Obras de carácter filosófico:

    La Apología de Sócrates reconstruye la defensa del pensador ante los jueces, escrita según algunos autores en respuesta a la Apología compuesta por Platón; las Memorables o Recuerdos de Sócrates, en los que mezclan datos proporcionados a partir de la "literatura socrática" anterior a Jenofonte y los propios recuerdos del autor acerca de Sócrates; el Banquete es también una obra en la que introduce diversas opiniones de Sócrates.

    Obras didácticas:

    La Ciropedia, novela histórica compuesta por 8 libros, con Ciro el Viejo como protagonista, que contiene numerosas opiniones acerca de la política con una finalidad moral; y otros tratados didácticos: el Cinegético es un tratado de caza, en el que se insiste en su valor educativo en el desarrollo del carácter y como entrenamiento para la guerra; Sobre la equitación, acerca de la maestría de montar a caballo; Hipárquico, versa sobre los deberes de un oficial de caballería; Hierón, un diálogo acerca de la tiranía entre Hierón el Viejo de Siracusa y Simónides de Ceos; el Económico, un diálogo en el que interviene Sócrates, y en el que se habla de la dirección de la economía doméstica; los Ingresos, donde se sugiere nuevos sistemas para incrementar los recursos públicos.

La Oratoria Ática

Orígenes y generalidades

La oratoria es el arte de hablar con elocuencia en público, mientras que la retórica es la ciencia y el arte de dar al lenguaje escrito o hablado la suficiente eficacia para deleitar, persuadir o conmover. Encontramos antecedentes de la oratoria en los poemas homéricos, en los cuales el ideal de los jefes era saber combatir y saber hablar en público. El arte de hablar bien en público tuvo mucha importancia en Atenas con la consolidación de la democracia. Un ciudadano que quisiera conseguir prestigio tenía que saber convencer al pueblo ante la Asamblea y también defenderse ante los tribunales. Así aparecieron los sofistas, que se proclamaban profesionales a sueldo del arte de la palabra. Aristóteles clasificó la oratoria en 3 géneros:

  1. Oratoria política o deliberativa: enseñaba a hablar con elocuencia ante las asambleas populares.
  2. Oratoria judicial o forense: en procesos judiciales en un tribunal.
  3. Oratoria demostrativa o epidíctica: enseñaba a ordenar y exponer las ideas con claridad ante el público.

Demóstenes, Lisias e Isócrates fueron, respectivamente, los representantes más destacados en los tres tipos de oratoria.

Géneros y representantes

A. Oratoria judicial: Lisias

Los logógrafos escribían los discursos forenses para que los pronunciaran de memoria los propios interesados ante el tribunal. Estos discursos forenses tienen el interés de descubrirnos muchos aspectos de la vida cotidiana de Atenas (herencias, adulterios, transacciones comerciales...). El logógrafo más famoso fue Lisias (c. 445-380 a.C.). Como no podía intervenir como orador en la Asamblea, por su condición de meteco, a sus 55 años, se dedicó a redactar discursos judiciales para otros como logógrafo. Se conservan una treintena de discursos de los 233 que escribió (el núm. XII, Contra Eratóstenes, lo pronunció personalmente). Su estilo es sencillo y claro.

B. Oratoria política: Demóstenes

El máximo representante de este género, y también el mayor orador de la antigüedad, fue Demóstenes (384-322 a.C.). A los 18 años aprendió de Iseo, orador y discípulo de Isócrates, los preceptos de elocuencia judicial para obligar a sus tutores a devolverle su herencia, que habían dilapidado. Pero tuvo que ganarse la vida como logógrafo. A los 30 años publicó su primer discurso político en 4 violentas arengas (libros), las Filípicas, en contra de Filipo II de Macedonia, que en su incontenible expansión, trataba de someter a todos los griegos. Defendiéndose de Esquines, su rival político, escribió un magistral discurso Sobre la corona, su obra maestra donde repasa toda su carrera política.

Tras la muerte de Alejandro Magno (323 a.C.) revolucionó al pueblo contra los macedonios. Demóstenes, derrotado y condenado a muerte, prefirió suicidarse con veneno antes que caer en manos de los macedonios.

Los antiguos y modernos lo han considerado como el orador más importante; ninguno le aventajó en la fuerza de su mano, la violencia de su invectiva y la vehemencia de la expresión, donde vibran sus sentimientos, y por la perfección formal de sus discursos.

Su estilo es vigoroso y severo.

C. Oratoria demostrativa: Isócrates

Fue muy popular y conocido en el s. V a.C. por su vinculación a las grandes solemnidades públicas. Pertenecen a este género desde los solemnes discursos fúnebres a los caídos hasta los frívolos discursos pronunciados en banquetes o reuniones de amigos. Su mayor cultivador fue Isócrates (436-338 a.C.). Fue discípulo de importantes sofistas, como Gorgias. Fundó en Atenas una escuela de retórica en el 330 a.C. donde enseñó con éxito hasta su muerte. Su mensaje político fue el panhelenismo o unión de todos los estados griegos contra el enemigo persa, el cual muestra en sus discursos: Panegírico, Sobre la paz, Areopagítico, Panatenaico, etc.

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