Protágoras y Sócrates: El Relativismo Sofista Frente a la Búsqueda de la Esencia Ética
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Protágoras y Sócrates: Un Contraste Fundamental en la Filosofía Griega
El pensamiento presocrático y el surgimiento de la sofística marcan un giro antropológico en la filosofía. A continuación, se examinan las posturas de Protágoras y la crítica ética introducida por Sócrates.
1. Protágoras: El Relativismo Sofista
¿Quién fue Protágoras?
Protágoras (siglo V a.C.) fue un sofista influyente en la Atenas de Pericles. Fue un retórico notable y se caracterizó por su escepticismo respecto al conocimiento absoluto. Es célebre por su máxima:
“El hombre es la medida de todas las cosas”
Este principio, conocido como el homo mensura, fundamenta su postura de relativismo y subjetivismo.
Interpretación del Homo Mensura
Para comprender esta afirmación, es crucial definir sus términos:
- Medida: Se entiende como el criterio o la norma de juicio.
- Todas las cosas: Abarca todo hecho y toda experiencia sensible.
Para Protágoras, no existe un criterio absoluto de verdad; lo verdadero depende intrínsecamente del individuo. Por lo tanto, la realidad es relativa a la percepción subjetiva.
La Virtud según Protágoras
La virtud (areté) se concibe como la habilidad para hacer prevalecer un punto de vista sobre otro. Dado que no hay verdades ni valores absolutos, el sabio es aquel que posee la capacidad de persuadir, conociendo lo que resulta más útil, oportuno y conveniente para una situación dada.
2. La Oposición Socrática a los Sofistas
Crítica y Método
Sócrates se opuso firmemente a la supuesta ciencia de los sofistas. Frente a sus discursos retóricos y la enseñanza a cambio de pago, Sócrates empleó el diálogo basado en preguntas y respuestas (la mayéutica).
Según Aristóteles, la contribución fundamental de Sócrates incluyó:
- El desarrollo de razonamientos inductivos.
- La búsqueda de la definición universal.
La Búsqueda Socrática de la Definición Universal
Definir, para Sócrates, implica encontrar la esencia de las cosas. Su objetivo no era recopilar meras opiniones, sino saber qué son realmente los conceptos (justicia, piedad, virtud). Este camino riguroso hacia la esencia sentó las bases conceptuales para la posterior Teoría de las Ideas de Platón.
3. El Núcleo de la Ética Socrática
Para Sócrates, el centro de la ética es la areté, la virtud. Esta es aquello que perfecciona a cada ser y le permite ser lo que debe ser. Por ello, la virtud del hombre debe residir en su alma, entendida como razón y conciencia moral.
Intelectualismo Moral
La tesis central de su ética es que virtud es conocimiento y vicio es ignorancia. Nadie actúa mal a sabiendas de lo que es bueno; el mal obrar se debe únicamente al desconocimiento del bien.
De esta premisa se deriva que:
- La virtud puede enseñarse.
- Su mandato fundamental, “conócete a ti mismo”, subraya la necesidad de un profundo autoconocimiento interior para lograr el dominio propio y obrar correctamente.
Revalorización de los Bienes
Sócrates invierte la escala tradicional de valores. Los bienes externos (riqueza, poder, fama) y los bienes del cuerpo (fuerza, salud, belleza) no son considerados valores verdaderos en sí mismos. Solo adquieren valor cuando están subordinados al conocimiento y orientados al perfeccionamiento del alma.
Esta visión ética revolucionaria influyó profundamente en las escuelas morales posteriores —como los cínicos, cirenaicos, epicúreos y estoicos— y preparó el terreno filosófico para Platón y Aristóteles. Aunque Sócrates no dejó escritos, su legado y figura han sido preservados principalmente gracias a los diálogos de Platón.