Protección Eléctrica y Seguridad: Cortocircuitos, Fusibles y Riesgos de la Corriente
Enviado por Anónimo y clasificado en Tecnología
Escrito el en español con un tamaño de 5,32 KB
Cortocircuitos y Fusibles: Protección Esencial en Circuitos Eléctricos
Si la corriente circula constantemente por un circuito y produce calor, cabe preguntarse cómo es posible que la temperatura no aumente indefinidamente, ya que los conductores están recibiendo calor continuamente. Es que, si bien reciben continuamente calor, también continuamente lo pierden, entregándolo al exterior. Al principio reciben más de lo que pierden y la temperatura aumenta, pero llega un momento en que alcanza un estado estacionario, llamado estado de régimen, en que todo el calor que recibe lo entrega al exterior, de ahí que la temperatura no siga aumentando.
Si la cantidad de calor recibida por el conductor fuera mayor que la que se pierde, la temperatura de este aumentaría rápidamente y podría llegar a quemar la envoltura e incluso producirse un incendio. Esto sucede cuando, por defectos de aislamiento, se ponen en contacto dos cables eléctricos, produciéndose un cortocircuito.
El Rol de los Fusibles en la Seguridad Eléctrica
El peligro que representa un cortocircuito se puede evitar intercalando un trocito de metal cuyo punto de fusión sea más bajo. Al producirse el cortocircuito, el alambre se funde y el paso de corriente se interrumpe. Estos trocitos de alambre se llaman fusibles y son, generalmente, de plomo. Están colocados en un tubo aislador y es sencillo cambiarlos cuando se han fundido.
Los fusibles se construyen de secciones diferentes y llevan marcada la corriente máxima que pueden admitir. Por supuesto, los fusibles se conectan siempre en serie con el circuito que se quiere proteger; en las instalaciones domésticas va conectado un fusible en cada polo de la línea. El conjunto de fusibles se coloca en una caja metálica cerca de donde entran en la casa los alambres alimentadores.
Nociones Fundamentales de Seguridad Eléctrica
La corriente alterna es en general más peligrosa que la corriente continua a igualdad de tensión, principalmente por dos motivos:
- Si tocamos un cable domiciliario con 220V de alterna estaremos sometidos a un valor máximo de 311V.
- La tetanización o parálisis en estado de contracción de los músculos ocurre con las variaciones rápidas de corriente, tales como las de alterna.
La corriente continua, en cambio, solo se siente a través de la conmoción muscular en el momento inicial o final de la descarga y, eventualmente, el calor generado durante el pasaje de corriente por el cuerpo.
Efectos de la Corriente Eléctrica en el Cuerpo Humano
En el hombre, una corriente alternada mayor que 0,03A que pase a través del corazón durante algunas centésimas de segundo tiene una alta probabilidad de producir paro cardíaco. En otros lugares del cuerpo, la corriente puede llegar a producir quemaduras en los tejidos y descomposición electrolítica de humores, además de la fuerte contracción involuntaria de músculos. En el cerebro puede producir daños irreversibles al destruir tejido neuronal.
La Ley de Ohm y la Resistencia del Tejido
El establecimiento de la corriente eléctrica en un tejido se rige por la Ley de Ohm: es proporcional a la tensión aplicada e inversamente proporcional a la resistencia del camino recorrido. La resistencia de un circuito formado por tejidos depende en gran parte de la resistencia del contacto con la fuente: así, cuando tocamos un conductor con una parte de nuestro cuerpo, la resistencia está determinada por la presión ejercida y la resistencia del tejido en el punto de contacto.
La piel seca es relativamente aisladora, pero al humedecerse por transpiración o por aporte de agua externo, la película de líquido aumenta la conducción ya que se disuelven en ella las sales que deja la transpiración al evaporarse, y ya sabemos que un electrolito disuelto es buen conductor. Si en la zona de contacto no existe piel, la resistencia es mucho menor y el peligro aumenta. Cuando por efecto de una descarga eléctrica se chamusca la piel o el tejido en contacto con la fuente, la resistencia aumenta, disminuyendo así el riesgo de posterior electrocución.