La Prudencia en la Ética de Aristóteles: Fundamentos de la Razón Práctica y sus Componentes

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La Prudencia: Virtud Intelectual Clave

Definición y Esencia de la Prudencia

La prudencia es la virtud intelectual fundamental que asiste y perfecciona al intelecto práctico. Aristóteles la define como la «recta ratio agibilium», es decir, la recta razón de lo agible o la capacidad de razonar correctamente sobre cómo se debe actuar en situaciones concretas.

Se trata de una virtud intelectual que colabora intrínsecamente con el entendimiento práctico para determinar el justo medio virtuoso en la operación humana. Así, usar bien la inteligencia se convierte en un hábito, y la prudencia es crucial para desarrollar esta capacidad, perfeccionando nuestra toma de decisiones morales.

Lejos de ser un mero instrumento de la inteligencia, la prudencia la guía activamente en la búsqueda, determinación y ejecución de la acción buena y conveniente.

Actos Fundamentales de la Prudencia

En el ejercicio de la prudencia, se distinguen tres actos o funciones esenciales que, de forma ordenada, conducen a determinar y realizar la acción correcta:

  1. El Consejo (euboulia): Es el acto mediante el cual se delibera, investiga o indaga sobre los medios y circunstancias más adecuadas y conducentes para obrar correctamente. Implica una búsqueda y consideración diligente de las opciones.
  2. El Juicio Práctico (synesis y gnome): Corresponde al acto en que la inteligencia, auxiliada por la prudencia, determina o dictamina cuál es el medio o curso de acción idóneo para obrar rectamente en una situación particular, una vez sopesadas las alternativas.
  3. El Imperio o Mandato (epitasis): Es la orden o precepto de la razón práctica que aplica el juicio a la acción, impulsando y comandando eficazmente la realización del acto considerado recto y bueno.

Componentes de la Prudencia

La prudencia se compone de diversas partes que aseguran su ejercicio integral y adecuado:

A. Partes Integrales

Las partes integrales son aquellos elementos o cuasi-virtudes que deben concurrir y cooperar para que se dé un acto auténticamente prudente. Son ocho fundamentales:

  1. Memoria de lo pasado (memoria): Consiste en el recuerdo y la valoración de experiencias y actos humanos pasados (propios y ajenos) para aprender de ellos y discernir mejor la conveniencia de la acción presente.
  2. Inteligencia o Entendimiento de lo presente (intellectus o intelligentia): Es la comprensión aguda y la correcta apreciación de la situación actual, sus principios y particularidades. Gracias a la sindéresis (hábito de los primeros principios morales), permite determinar si una acción es, en principio, buena o mala en el contexto dado.
  3. Docilidad (docilitas): Disposición humilde y atenta para aprender de otros, buscando y aceptando el consejo y la enseñanza de personas más sabias, prudentes o experimentadas.
  4. Sagacidad o Solercia (solertia): Es la prontitud de espíritu o agudeza para conjeturar y encontrar rápidamente los medios adecuados, decidir y ordenar la acción correcta, especialmente en situaciones urgentes, imprevistas o complejas.
  5. Razón o Raciocinio (ratio): Capacidad de razonar discursivamente, comparar opciones, inferir conclusiones a partir de principios universales y particulares, y deliberar o meditar sobre lo que hay que hacer.
  6. Providencia o Previsión (providentia): Capacidad de ver hacia adelante, ordenando las acciones a su debido fin. Implica considerar los fines (especialmente el fin último) y anticipar las diversas consecuencias futuras de la acción.
  7. Circunspección (circumspectio): Atención diligente y consideración de todas las circunstancias particulares que rodean el acto (quién, qué, dónde, con qué medios, por qué, cómo, cuándo), ya que estas pueden modificar su moralidad o conveniencia.
  8. Cautela o Precaución (cautio): Consiste en la consideración atenta de los posibles impedimentos, peligros u obstáculos (tanto intrínsecos a la acción como externos) que podrían obstaculizar su correcta realización o llevar a efectos negativos, y la adopción de medidas preventivas para evitarlos o mitigarlos.

B. Partes Subjetivas (Tipos de Prudencia)

Las partes subjetivas se refieren a las diferentes especies o ámbitos específicos donde se aplica la virtud de la prudencia, según el sujeto que la ejerce y el bien que se busca:

  1. Prudencia personal o individual (monástica): Es la especie de prudencia orientada a determinar y dirigir los actos del individuo hacia su propio bien, su perfección moral y la consecución de su fin último.
  2. Prudencia social: Se refiere a la recta razón en el obrar respecto al bien de la multitud. Considera lo que hay que hacer para el bien común en las diversas sociedades y comunidades, y se subdivide tradicionalmente en:
    • Prudencia familiar o económica: Dirige los asuntos del hogar o la familia.
    • Prudencia política o cívica: Ordena los actos al bien común de la ciudad o Estado. Puede ser gubernativa (en quien gobierna) o civil (en los ciudadanos).
    • Prudencia militar: Dirige las acciones en el contexto bélico.

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