El Quattrocento: Arquitectura y Pintura del Renacimiento Italiano
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El Arte del Quattrocento: Arquitectura y Pintura
Arquitectura
Los arquitectos del Quattrocento rechazaron el arte gótico y se dedicaron al estudio de la Antigüedad clásica a través de los edificios romanos conservados. El resultado fue una reinterpretación de la Antigüedad, cuya concepción arquitectónica se adaptó libremente a las nuevas necesidades.
Ajustándose al ideal de belleza clásica, basada en los principios de armonía, orden y proporción, las construcciones renacentistas aspiraban a ser conjuntos armoniosos, en los que cada parte estuviera ordenada y relacionada con las demás según un correcto sistema de proporciones matemáticas. Se recuperaron los elementos del vocabulario arquitectónico clásico y se desecharon los góticos.
Es en este período donde se estableció la diferencia entre el proyecto y la ejecución de la obra. Hasta entonces, el arquitecto y el constructor eran una misma persona, que diseñaba y construía al mismo tiempo. Con el Renacimiento surgió la figura del arquitecto en el sentido moderno, como un teórico que diseña previamente la totalidad del edificio y deja su ejecución práctica para el constructor.
Pintura
La influencia de la Antigüedad se ciñó casi exclusivamente a proporcionar temas mitológicos o históricos, y los verdaderos modelos fueron el hombre y la naturaleza. El Quattrocento fue una etapa de investigación, formulación teórica y experimentación del nuevo sistema de representación pictórica, que se basaba en los principios de la óptica y la geometría.
El objetivo era reproducir en el plano pictórico el mundo real tal como lo perciben nuestros ojos. Para ello, la investigación se dirigió en tres direcciones:
- La correcta representación de la figura humana.
- La utilización de la luz como creadora de volumen y de espacio.
- La representación científica del espacio tridimensional.
Respecto a las técnicas empleadas, se mantuvo la pintura mural al fresco, así como la pintura de caballete sobre tabla, al temple y, a partir de mediados de siglo, al óleo. En el plano iconográfico, a los temas religiosos demandados por la Iglesia se añadieron cada vez más temas profanos o mitológicos.