El Quijote: crítica y estilo
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El Quijote y las novelas de caballerías
La intención inicial de Cervantes era ridiculizar tanto las novelas de caballerías como el mundo ideológico que representaban, los hábitos caballerescos que aparecían en las novelas y que provocaron la hilaridad de sus contemporáneos.
Elijió como protagonista a uno de estos hidalgos rurales, pobre e idealista, que se vuelve loco de tanto leer novelas caballerescas. Como cree que todos los males del mundo se solucionarían si se restableciera la desparecida orden de caballería, decide hacerse caballero. Elige como dama a una campesina, como caballo a un rocín flaco y procede a un cambio de nombres que resulta cómico. Le arman caballero en una ceremonia esperpéntica. Desde entonces, hablará como caballero y actuará como loco caballero andante en lances ridículos de los que siempre sale malparado. En el Quijote está presente una velada y más atenuada crítica a las novelas pastoriles.
Don Quijote y Sancho Panza
Don Quijote y Sancho Panza, personajes principales, representan dos visiones o concepciones diferentes, pero complementarias, del mundo, de la vida y de las cosas: el idealismo y la fantasía del amo frente al pragmatismo y el materialismo del escudero. Van evolucionando a lo largo de la novela; entre otras cosas, debido a su recíproca influencia: Quijote, sobre todo en la segunda parte, muestra cada vez mayor juicio y criterio, especialmente en lo que no atañe a la caballería andante; y Sancho, que participa y se deja arrastrar por las locuras de su amo, se contagia a menudo de los ideales de su señor. Al final de la obra nos muestra a un Quijote que muere cuerdo y pidiendo perdón a su Sancho amigo.
La riqueza y la interpretación del Quijote
La novela no es un simple de aventuras más o menos divertidas donde brillan solo el ingenio y la pluma de su autor, además aunque lo declara como propósito, Cervantes no se limita a hacer una parodia de los libros de caballerías, si bien como parodia y obra cómica fue, sobre todo, entendida en su tiempo, va mucho más allá. Trata diversos temas que hacen del libro un compendio de manifestaciones y de problemas universales que atañen a la vida y al hombre. De ahí, entre otras cosas, que su interpretación haya sido diversa y además de apreciar la ridiculización de la caballería, se haya centrado también en aspectos como el heroísmo, la libertad… Sin duda el Quijote ha despertado y seguirá despertando múltiples interpretaciones y valoraciones.
Estilo
La amplia variedad estilística del Quijote confirma el absoluto dominio del lenguaje y de los diferentes estilos por parte de Cervantes, el autor tiene una gran maestría en la narración y en el uso de los recursos que precisa en cada momento.
El lenguaje de los personajes
Cervantes moldea el estilo a su antojo y a la conveniencia de la narración. Cuando Quijote habla o escribe como caballero, utiliza un lenguaje arcaizante, visto como ridículo por los lectores del momento. Cuando expone su criterio sobre cualquier otro tema, Quijote habla con un estilo cultivado, culto y bien construido. El lenguaje de Sancho no es zafio, ni vulgar; pero Cervantes intercala frecuentes errores y lo adorna con refranes para simbolizar su origen popular. Especialmente sabrosos, tanto por su contenido como por el lenguaje, son los diálogos entre Quijote y Sancho. Poseen una importancia trascendental en la obra. Cervantes es un maestro de los diálogos: son divertidos y ágiles en su desarrollo, llenos de interés en la discusión de los temas. Constituyen un ingenioso procedimiento para dar entrada a diferentes puntos de vista. Los diálogos sirven, además, para ir perfilando sus respectivos caracteres.