Las Raíces del Mal Moral: Concupiscencia, Orgullo y los Vicios Capitales en la Tradición Cristiana

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Introducción: El Daño de los Vicios

Los vicios nos llevan a tratar el bien de manera inadecuada e incorrecta. El amor desordenado debilita al agente moral y genera odio y autodestrucción. La mala acción tiene dos raíces explicativas fundamentales: la concupiscencia y el orgullo.

Las Raíces del Desorden Moral

Concupiscencia

La concupiscencia es la tendencia a querer una bondad aparente que no satisface porque no se alimenta de un bien intrínseco.

Orgullo

El orgullo nos inclina a decidir por nosotros mismos el criterio de lo que se debe o no querer, situando el propio juicio por encima de la ley moral.

Estas disposiciones se cultivan y arraigan en nosotros. Aunque albergamos tendencias virtuosas, también tenemos inclinaciones malas representadas por la concupiscencia y el orgullo, que la religión considera una caída de la especie humana. Los vicios, al convertirse en hábitos consolidados, dañan profundamente nuestra capacidad de querer. La tradición cristiana menciona siete vicios o pecados capitales, que afectan directamente la voluntad humana.

Vicios Derivados de la Concupiscencia

La concupiscencia afecta principalmente la relación con los bienes materiales, llevándonos a desearlos desproporcionadamente solo por el placer que proporcionan. Se destacan cuatro áreas específicas:

  • Gula: Apetito excesivo por la comida y la bebida.
  • Lujuria: Impulso ciego e instintivo hacia la satisfacción sexual.
  • Avaricia: Deseo desordenado de poseer bienes materiales, impidiendo la justicia.
  • Pereza: El apego a la comodidad, evitando todo esfuerzo, que debilita la fortaleza.

Vicios Derivados del Orgullo

El orgullo es un vicio moralmente peor que la concupiscencia, ya que implica imponer el propio criterio sobre lo bueno. El orgulloso rechaza la legalidad y pretende situarse por encima del bien y el mal, lo que lo lleva a una soledad y un vacío de poder. Tres vicios se atribuyen al orgulloso:

  • Soberbia: Actitud de vanagloria y superioridad.
  • Vanidad: Deseo de ser admirado por otros.
  • Presunción: Exceso de confianza en uno mismo, sin fundamento real.

Otros Vicios que Afectan la Relación con el Prójimo

Examinando otros vicios, se mencionan la ira y la envidia, que afectan nuestra capacidad de agradecer y de ser humildes. La ira se describe como arrebatos frecuentes para imponer la propia voluntad. La envidia es la tristeza por el bien ajeno. La capacidad de benevolencia y la humildad son virtudes que se ven gravemente impedidas por la acción de estos vicios.

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