Razón, Fe y Sociedad: Un Recorrido por el Pensamiento de Aquino y Spinoza

Santo Tomás de Aquino: Razón, Fe y la Escolástica Medieval

El pensamiento de Santo Tomás de Aquino se articula en torno al problema central de la escolástica medieval: la relación entre la razón y la fe. Durante la primera mitad del siglo XIII, esta relación fue a menudo percibida desde una perspectiva de enfrentamiento, pero la filosofía tomista se desarrolló bajo una doble condición fundamental: la distinción clara entre razón y fe, y la imperiosa necesidad de su concordancia.

La Autonomía de la Razón Filosófica

Para el filósofo tomista, solo es admisible aquello que es accesible a la luz natural de la razón y demostrable por sus propios recursos. La teleología, por otro lado, se fundamenta en la revelación divina, es decir, en la autoridad de Dios. Así pues, un filósofo argumenta siempre buscando en la razón los principios de su argumentación.

La Filosofía Natural en el Corpus Tomista

La filosofía natural, aunque no abarca la totalidad del pensamiento tomista, fue la parte que Santo Tomás elaboró con mayor profundidad. En esta obra filosófica, el pensador sabe por la fe hacia dónde se dirige, y sin embargo, su progreso se logra exclusivamente mediante los recursos de la razón.

Consolidación y Desafíos del Tomismo en el Siglo XIII

A pesar de las numerosas controversias que surgieron entre 1277 y 1300, la filosofía de Tomás de Aquino fue ganando terreno entre los teólogos y filósofos del siglo XIII. Para una mayor claridad, podemos resumir sus postulados clave:

• A la filosofía le corresponde el campo de la verdad natural.
• A la teología le corresponde el campo de la verdad sobrenatural.

La Armonía entre Fe y Razón

Respecto a la fe y la razón, no puede existir conflicto entre ambas, pues ambas proceden de Dios. Son distintas, pero no contradictorias. La razón es, por sí misma, suficiente para alcanzar la verdad. A diferencia de San Agustín, Tomás de Aquino no afirma que el conocimiento racional requiera necesariamente de la fe.

La relación entre ambas se concibe como una ayuda mutua:

• La razón asiste a la fe para construir la teología.
• La fe ayuda a la razón como un criterio extrínseco.

Existen, además, verdades comunes que son simultáneamente verdades de fe y verdades de razón, y las verdades de fe nunca contradicen la razón.

Baruch Spinoza: La Búsqueda de la Verdad y la Felicidad Humana

La filosofía de Baruch Spinoza se centra en la búsqueda de una verdad capaz de dar sentido a la existencia humana y de descubrir el bien supremo que, al ser poseído, garantiza la felicidad del hombre.

El Tratado Teológico-Político: Libertad de Pensamiento y Expresión

Su influyente obra, el Tratado Teológico-Político, consta de dos partes fundamentales:

1. La primera, de carácter teológico, defiende la libertad de interpretar la escritura.
2. La segunda, de índole política, aboga por la libertad de expresión en el Estado.

Por tanto, quien mantenga a salvo e intacta esta verdad fundamental, posee libertad para opinar sobre los demás temas religiosos.

Del Estado de Naturaleza a la Sociedad Civil

En la segunda parte de su obra, Spinoza se ocupa de la política. Él postula que el ser humano, en su estado natural, vive bajo el dominio de las pasiones, lo que lleva a que los individuos sean enemigos entre sí. El estado de naturaleza no es más que la condición en la que se encuentran los hombres antes de dotarse a sí mismos de un conjunto de leyes que regulen su convivencia.

La comprensión de este estado de naturaleza como inútil para el desarrollo pleno del ser humano conlleva la afirmación de la necesidad imperante de la sociedad civil.

Libertad, Conservación y la Naturaleza Democrática

Según Spinoza, el hombre busca constantemente la libertad y, con ella, su propia conservación, lo que se traduce en la búsqueda de paz y seguridad. Todos los hombres son iguales por naturaleza y, por instinto, prefieren mandar a ser mandados. De esta premisa se deriva que, por su propia naturaleza, la sociedad humana tiende a ser democrática.