La realidad según Nietzsche

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Para Nietzsche, la realidad se nos presenta como caos, nada hay igual y permanente en ella. La realidad es inaccesible al conocimiento humano. Sólo hay devenir y nada es eterno.

El conocimiento y el lenguaje

El conocimiento está basado en la estructura lingüística que utilizamos todos al hablar. El lenguaje es la herramienta humana para conocer la realidad y, en consecuencia, obtener la verdad sobre el mundo. Pero, no es posible acceder al conocimiento de la realidad mediante el lenguaje. El lenguaje no sirve para conocer porque la realidad es incognoscible. El lenguaje es solo un mecanismo útil para hablar de lo transmundos. El mismo lenguaje construye el transmundo. El lenguaje conceptual nos seduce de la existencia de un mundo lleno de estabilidad. Es lo que Nietzsche describe como fetichismo del lenguaje, que hace que quedemos presos en las leyes de la gramática.

El lenguaje y la percepción de la realidad

Convertimos los aconteceres que nos ofrecen los sentidos en un mundo con sustancias (cosas) y con causas y efectos. El mismo uso del verbo ser crea la sensación de que hay algo que permanece estable en el cambio de aconteceres. La estructura gramatical se entremete en mi percepción y me impide captar la realidad en su devenir. Con el lenguaje alimentamos la idea de que hay algo universal, algo común. Sometemos lo individual a lo universal e igualamos los aconteceres cuando no hay dos iguales.

El lenguaje como opción vital

Todos estos mecanismos nos simplifican la vida, nos la hacen más cómoda y segura, pero nada tiene que ver con la realidad. Es solo una opción vital, la opción por un determinado modelo de vida, la de unos hombres fatigados de la vida: ''temo que no nos libraremos De Dios porque continuamos creyendo en la gramática''. Por eso la propuesta de Nietzsche pasa por utilizar un lenguaje más metafórico que lógico.

El lenguaje y la expresión

Nietzsche encuentra que el lenguaje original cumple una función expresiva. Con él, se expresan las sensaciones que sufre o goza en el mundo. El proceso que nos lleva de un lenguaje expresivo a otro ligado al conocimiento da comienzo con la metáfora, el individuo ante una experiencia cambiante se ve sacudido por una sensación nerviosa, y para expresarlo emite un sonido fonético. Mediante la palabra el propio individuo comienza a eliminar matices de sus experiencias vitales y convierte lo que es similar o parecido en igual. Después un ocho generaliza el uso de ciertas palabras y es así como aparece el concepto, una misma metáfora para todos. Por último, el olvido, donde se omite el origen metafórico y el concepto para a ser una metáfora petrificada y aparece la palabra adecuada para nombrar un objeto de la realidad.

La verdad como ilusión

Se trata de una ilusión, no hay nada de real en ello. La verdad no es más que la imposición de un determinado universo metafórico.

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