Realismo y Liberalismo: Perspectivas Teóricas en Relaciones Internacionales
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Principales Perspectivas y Corrientes Teóricas en Relaciones Internacionales
Realismo
El Realismo es producto de una larga tradición filosófica e histórica. Su elemento fundamental es el pesimismo. Según esta perspectiva, todos somos egoístas, tenemos miedo y buscamos el poder. La teoría realista sostiene que las personas, gobernadas por el miedo, se organizan en Estados. Estos actúan de forma unitaria para alcanzar su propio interés nacional, definido en términos de poder. La función del Estado es facilitar un instrumento unitario para satisfacer o calmar estas necesidades, estos miedos. A nivel estatal, hablamos de intereses nacionales, que son independientes de los gobiernos y de las circunstancias, y se definen en términos de poder.
En la teoría realista de las Relaciones Internacionales (RRII), el actor clave es el Estado. El poder se concibe como los recursos necesarios para dañar a los rivales y ganar guerras, es decir, para ejercer la guerra. Los Estados funcionan dentro de un sistema que se caracteriza por su anarquía, donde no existe una autoridad internacional. Al no haber autoridad, tampoco creen que exista un Estado capaz de conquistar al resto. Los Estados solo pueden confiar en sí mismos y recurrir a sus propios recursos. Dentro de esta obsesión por el poder, los Estados lo incrementan de dos maneras:
- La guerra con éxito, la conquista.
- El balance de poder.
Figuras Clave del Realismo
La primera referencia obligada del Realismo es Tucídides, autor de La Historia de la Guerra del Peloponeso, un conflicto entre Esparta y Atenas. Cuatro elementos emergen de los escritos de Tucídides como puntos fundamentales del Realismo:
- El Estado es el principal actor en la guerra y en la política en general. Otros actores pueden intervenir, pero no son tan importantes.
- El Estado es un actor unitario que, tras todas las deliberaciones, debates y divergencias posibles, actúa con una sola voz una vez que se ha tomado una decisión.
- Los encargados de tomar las decisiones son actores racionales que buscan el interés nacional.
- La preocupación por cuestiones de seguridad implica que el Estado necesita protegerse de sus enemigos externos y domésticos. En la búsqueda de seguridad, se pueden seguir varios caminos, como el aumento de capacidades, ya sea mayor poder económico o militar.
San Agustín sostenía que los humanos tenemos malas inclinaciones y estamos predeterminados a seguir el mal camino. Todas las características negativas se deben a la guerra; la guerra es el problema, y no la consecuencia de quienes somos.
Las implicaciones para el Estado de esta defectuosa naturaleza humana serán desarrolladas por Maquiavelo. En El Príncipe, elabora un tratado sobre las cualidades que un líder necesita, siempre pendiente de su seguridad y la del Estado. Ante esta situación de amenaza constante, el líder está legitimado a hacer cualquier cosa necesaria para preservarse a sí mismo y al Estado. Maquiavelo promueve el establecimiento de alianzas.
Los Estados operan dentro de un sistema internacional anárquico, un principio elaborado por Thomas Hobbes. Frente a este estado de naturaleza, tanto los individuos como los Estados tienen la necesidad de preservarse. La solución es el Leviatán, una especie de súper príncipe, una súper autoridad capaz de imponerse a todos los demás rivales y de contener ese estado de naturaleza de conflicto permanente. En ausencia de un soberano internacional, Hobbes argumenta que los Estados no pueden estar sometidos a reglas.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Hans Morgenthau escribió la obra definitiva del Realismo aplicada a las RRII. Según él, la política internacional se limita a una permanente lucha de poder entre Estados. Su análisis se divide en tres niveles:
- Individuo: Defiende que el individuo es defectuoso y se encuentra en el estado de naturaleza de Hobbes, en una lucha permanente por auto-preservarse.
- Estado: Considera que el Estado es autónomo y unitario, y se encuentra implicado en luchas de poder.
- Internacional: Como no existe ninguna autoridad superior, el conflicto es perpetuo porque no hay organismo ni figura que lo detenga; la lucha por el poder es permanente.
Corrientes dentro del Realismo
- Realistas defensivos: Sostienen que, en el último siglo, ningún Estado que haya iniciado una guerra ha salido beneficiado de la misma; la agresión no compensa.
- Realistas ofensivos: Argumentan que los Estados tienen la necesidad de demostrar periódicamente que están dispuestos a ir a la guerra. Cuanto más poder se tiene, más poder se acumula.
Neorrealismo
La revolución hacia el Neorrealismo vino de la mano de Kenneth Waltz, quien propuso leyes y principios para explicar eventos internacionales. El Neorrealismo trata de simplificar las explicaciones de los comportamientos para poder explicar y predecir más eficazmente las tendencias generales. Se concentra en la estructura del sistema internacional. La estructura del sistema y la distribución del poder dentro del mismo determinan los resultados. El balance de poder es un concepto clave para los neorrealistas. La novedad de Waltz consiste en ampliar el foco.
Liberalismo
El Liberalismo parte de un punto opuesto al del Realismo. Considera que la naturaleza humana es buena, que es posible el progreso de la sociedad y una paz duradera. Desde el punto de vista del Liberalismo, los elementos negativos como la guerra y la injusticia son evitables. La guerra es el producto de instituciones sociales inadecuadas, corruptas, y de la falta de entendimiento entre los líderes. La paz puede ser alcanzada a través de reformas constitucionales o de acuerdos de seguridad colectiva. Los Estados no están solos y no deben confiar solo en sí mismos; deben ponerse de acuerdo para alcanzar los distintos objetivos.
La libertad se alcanza a través de la democracia y de una regulada economía de mercado. El Liberalismo nace fruto de las ideas de la Ilustración, las teorías políticas y económicas puestas en práctica en el siglo XIX, y del idealismo wilsoniano del siglo XX.
Figuras Clave del Liberalismo
Montesquieu sostenía que la naturaleza humana no es defectuosa, sino que los problemas aparecen cuando la humanidad se organiza en sociedad y forma naciones separadas. La guerra es un producto de la sociedad, y la clave está en la educación.
Kant creía que la anarquía internacional puede superarse a través de una acción colectiva. Propone una Federación de Repúblicas, donde el Estado no es el actor central y las soberanías deben permanecer intactas. Para Kant, los Estados actúan de forma interesada, pero la interacción entre ellos produce una creciente zona de paz, y no de conflicto. Para que una paz perpetua se haga realidad, se necesitan"demonios racionale".
El Liberalismo del siglo XIX añadirá la supremacía de la democracia frente a otras formas de gobierno. Las necesidades de la humanidad se satisfacen cuando cada individuo persigue su propia libertad y autonomía en un Estado democrático sin excesivas restricciones institucionales o gubernamentales. La mejor sociedad es aquella que permite la máxima libertad individual.
El Idealismo wilsoniano se enmarca dentro de esta corriente liberal. Woodrow Wilson fue el cerebro detrás de la Liga de Naciones. El documento fundacional de la Liga tiene 26 puntos principales, la mitad de los cuales se concentran en cómo evitar los conflictos armados. También se argumenta el principio de seguridad colectiva: la agresión por parte de un Estado debería encontrar una respuesta automática y conjunta. La acción colectiva se materializa en la Liga de Naciones.
Los seguidores de la teoría liberal de las RRII creen en las instituciones colectivas y en el Derecho Internacional. Este optimismo constructivo les lleva a tener fe en procesos como el arbitraje y en el sistema de tribunales de justicia internacionales. Estos mecanismos presentes en las RRII están bajo la influencia de la teoría liberal.
Institucionalismo Neoliberal
En los años 70, esta corriente se beneficiará de un impulso a través del Institucionalismo Neoliberal. Este se pregunta por qué los Estados eligen la cooperación en la mayoría de los casos y por qué es más habitual la cooperación que el conflicto a pesar de la naturaleza anárquica del sistema internacional. Para explicar esto, recurren a la teoría de juegos, utilizando el mecanismo del dilema del prisionero.
En el dilema del prisionero, dos individuos son detenidos sin pruebas suficientes para condenarlos a ambos. Si ambos guardan silencio, ambos irán tres meses a la cárcel. Si uno testifica contra el otro, este será liberado y el otro cargará con la culpa e irá un año a la cárcel, y viceversa. Las dos últimas opciones son las peores, ya que alguien pretende maximizar su beneficio mientras el otro maximiza su perjuicio. La opción ideal es la justa: el silencio. Esto es lo que hay que poner en práctica, según la teoría neoliberal, en el sistema internacional.
Los realistas consideran que el juego se plantea una única vez y que los Estados siempre eligen el máximo beneficio. El neoliberalismo defiende que hay una constante vinculación que lleva a que cada parte aprenda que guardar silencio es la mejor decisión. A través de esta interacción, los jugadores van asumiendo cada vez que su beneficio está en la cooperación.
Mientras que los liberales creen que la cooperación surge del establecimiento de instituciones humanas, los neoliberales no creen que los individuos cooperen porque sean movidos a ello por su esencia positiva; la cooperación es un proceso voluntario que permite una mayor satisfacción de los intereses individuales.
El nombre de Institucionalismo Liberal deriva de la creencia de que las instituciones ayudan a conseguir la cooperación. Las instituciones internacionales resultan clave para facilitar, agilizar y profundizar en la cooperación entre Estados. En los años 90, con el fin de la Guerra Fría, la teoría neoliberal empieza a imponerse y a ganar credibilidad. Se habla de la paz democrática.