El Realismo y el Modernismo en la literatura española

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A finales del siglo XIX, España atraviesa una gran crisis económica, política y social que se ve reflejada en la literatura, sobre todo por el predominio del Realismo y el proceso de renovación lírica llevado a cabo a través de las vanguardias y el Modernismo hispanoamericano. En esta renovación destacan Antonio Machado y J.R. Jiménez.

Antonio Machado y J.R. Jiménez

A pesar de que Antonio Machado es la figura central de esta generación, también destacan otros autores como Valle-Inclán con Aromas de leyenda o La pipa de kif dentro del Modernismo canónico; o Unamuno que refleja su preocupación existencial y por la crisis española en obras como El cristo de Velázquez, Teresa o Romancero del destierro.

Juan Ramón Jiménez

La poesía de Juan Ramón Jiménez refleja su búsqueda incansable de la belleza y del absoluto, por ello sus temas son: la belleza, el amor, la naturaleza, Dios y el ansia de eternidad. Esa búsqueda de la perfección en su poesía, le lleva a evolucionar constantemente, a reelaborar su obra y a clasificarla.

Su influencia fue enorme en los poetas del 27 y en gran parte de la poesía contemporánea.

En su famoso poema “Vino, primero, pura…” en Eternidades (1918), divide su obra en cuatro etapas: poesía vestida de inocencia (ingenua de sus comienzos), poesía vestida de ropajes modernistas, poesía depurada (inocencia antigua) y poesía desnuda de todo ropaje.

Etapa sensitiva

Años después distinguirá tres etapas en el conjunto de su obra. Por un lado tenemos la etapa sensitiva, desde 1903 hasta 1915 en la que se pueden distinguir tres fases. En las primeras obras J.R. Jiménez lleva a cabo una poesía con tintes posrománticos que se denomina “inocente” donde destaca lo sensorial como en Almas de violeta y Ninfeas; y luego más intimista y simbolista en Arias tristes (soledad, tiempo, erotismo, muerte). En la segunda etapa, sus obras son más modernistas, con una mayor presencia de elementos sensoriales y una adjetivación brillante siguiendo una línea más intimista que ornamental como en Elejías (1907-1908) y en La soledad sonora (1911).

Etapa intelectual

Por último, la tercera fase de este período es obras de transición hacia una poesía más depurada y sencilla (inocencia antigua) de donde destaca Estío (1915). Como obra de tránsito destaca Platero y yo (1914, completada en 1917). Por otro lado tenemos la etapa intelectual desde 1916 hasta 1936 donde se lleva a cabo una “poesía desnuda” como en Diario de un poeta recién casado. “Poesía pura” donde se busca el nombre exacto de las cosas, el conocimiento original del mundo, el dios primordial que está en todo. El mar se convierte en símbolo de la totalidad. Otras obras son Eternidades (1918) y, Piedra y cielo (1919). Cierra este período La estación total (1923-1936, publicado en 1946). Su poesía “se desnuda” de la sonoridad de los versos, la adjetivación sensorial y el léxico modernista.

Finalizamos con su etapa suficiente desde su exilio en 1936 hasta su muerte en 1958. De esta etapa destacan: En el otro costado, se publicaron sus Romances de Coral Gables (1948). La versión íntegra (1974) contiene un largo poema en prosa Espacio (1954), fluir mediante la técnica de la asociación libre, de la conciencia poética y Dios deseado y deseante (1948-1952, publicado en 1964), se conocía ya su primera parte, Animal de fondo. Refleja un cierto misticismo, sed de eternidad en un dios que se hace mediante la naturaleza, amor, verdad. El poeta se identifica con Dios porque se siente pleno en la culminación de su búsqueda del absoluto a través de su obra.

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