Realismo y Naturalismo en la Literatura Española del Siglo XIX: Clarín y Galdós
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El Realismo y Naturalismo en la Literatura Española del Siglo XIX
El Realismo supuso un cambio radical en la literatura de la segunda mitad del siglo XIX. Se caracteriza por la descripción minuciosa y objetiva de la sociedad, con sus virtudes, pero sobre todo con sus defectos. El Naturalismo, por su parte, interpreta y descubre las leyes que rigen la conducta humana mediante la descripción del entorno social.
Autores Destacados del Realismo y Naturalismo
- Clarín: Criticó la sociedad española, la política, el atraso, el caciquismo y a la sociedad en obras como La Regenta.
- Galdós: Autor de obras como Fortunata y Jacinta.
La Regenta de Clarín: Crítica Social y Estilo
En La Regenta, Clarín muestra su crítica hacia la sociedad de la época. Se comenta frecuentemente el gran número de “triunfos amorosos” que se adjudica don Álvaro. Lejos de suponer las críticas y la desaprobación de la mayoría de los ciudadanos, supone el que se le considere un auténtico héroe. No solo está bien vista la relación con muchas mujeres, sino que incluso mantener a una mujer, paralelamente a su familia, supone una exhibición de poder por parte de los hombres. Ambos aspectos se pueden observar en Paco Vegallana, quien admira a su amigo Mesía por sus conquistas (aunque no solo por ellas) y siente la necesidad de ser como él, ya que, en esos temas anda algo escaso.
El autor observa y describe minuciosamente. En la novela se aprecia una gran descripción de los personajes y de los espacios en que transcurre la obra. El narrador es omnisciente para intentar dar la mayor objetividad posible. El estilo es sencillo y con una clara influencia positivista. El lenguaje está adaptado a la condición social del personaje que habla, característica totalmente apreciable en la novela de Clarín.
El Estilo de Galdós: Modernidad y Crítica
El estilo de Galdós no ha sido siempre bien comprendido. Adapta el lenguaje a la índole de los personajes: ramplón cuando el personaje lo es, ridículamente engolado cuando se trata de un pedante; coloquial y tierno, etc., según lo exija la ocasión. Cuando habla el novelista, su estilo es espontáneo, antirretórico, opuesto a la hinchazón romántica. En conjunto, posee una gran expresividad, ágil, plagada de rasgos geniales por su poder de sugerir.
En algunos puntos, la técnica y el estilo de Galdós son de una sorprendente modernidad. Destaca su frecuente utilización del monólogo interior, que consiste en la reproducción de los pensamientos de un personaje, imitando su fluir natural y hasta desordenado, sin aparente intervención del narrador. Tal procedimiento es uno de los más característicos de la novela contemporánea.
La intención crítica redondea estos rasgos del realismo galdosiano. Pero, salvo en algunas obras primerizas, no adopta la forma de "tesis". Su gran arma es la ironía, de la que Galdós es maestro. En esto, como en otras características de su arte, su gran modelo fue Cervantes.