La Realización Humana en Marx: Trabajo, Producción y Alienación Social

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La Fuerza Productiva: Transformación y Evolución

A esta capacidad del ser humano para transformar la naturaleza, Karl Marx la denomina Fuerza Productiva. La fuerza productiva del ser humano ha evolucionado significativamente a lo largo de la historia: al principio, solo contaba con piedras para sus actividades; luego, aparecieron las herramientas de bronce, de hierro, y posteriormente, las máquinas.

El Ser Humano en Sociedad: Relaciones de Producción

La Fuerza Productiva del ser humano, por su propia naturaleza, lo pone en relación con los demás seres humanos. A esta interconexión, Marx la denomina Relaciones de Producción. Es fundamental comprender que el trabajo, en el que nos realizamos, es inherentemente social y cooperativo. Para alcanzar nuestra plena humanidad, necesitamos vivir en sociedad; de hecho, el individuo aislado no existe. Consideremos algunos ejemplos de estas relaciones:

  • Una persona fabrica hachas para que otra corte madera.
  • Alguien trabaja en el campo para vender sus productos a un comerciante que los distribuirá en otro lugar.
  • Una persona trabaja en la mina, mientras otra es la propietaria de esa mina.

Estas Relaciones de Producción, que definen el papel que cada individuo desempeña en la sociedad, son determinantes para la configuración del ser humano y de la propia estructura social. Por lo tanto, si deseamos comprender la esencia del ser humano, es necesario recurrir al estudio social. Como afirmó Marx: “la esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo, sino que es, en su realidad, el conjunto de las relaciones sociales”.

La Problemática de la No Realización: Plusvalía y Alienación

En resumen, el ser humano se realiza a través de su Fuerza Productiva y en sus Relaciones de Producción. Sin embargo, al analizar la situación de su época, Marx observa que los trabajadores, los proletarios, no logran esta realización, a pesar de su labor. ¿Cuál es la razón de esta paradoja?

La respuesta es clara: lo que los proletarios generan con su fuerza productiva, concepto que Marx denomina Plusvalía, lo pierden debido a sus relaciones de producción. El trabajador produce una gran cantidad de valor, pero al ser empleado de una fábrica, el producto de su esfuerzo se lo apropia el propietario de la misma. A este fenómeno, Marx lo llama Alienación o Enajenación: el trabajo, que es precisamente lo que realiza al ser humano, no le pertenece; no es considerado ni sentido como propio. Por el contrario, se convierte en propiedad de otro (del latín alius, 'otro', de ahí 'alienación'), y al sujeto le resulta ajeno (de ahí, 'enajenación').

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