Recorrido por la literatura española del siglo XX

La literatura española en el siglo XX

La literatura española en el siglo XX podemos dividirla en dos partes separadas por la Guerra Civil (1936-1939).

Primera etapa: Antes de la Guerra Civil

La primera etapa representa un momento muy especial de auge en la cultura española en el que, como decía Ortega y Gasset, España supo estar a la altura de su tiempo, participando en las distintas manifestaciones artísticas con autores como J. R. Jiménez, Unamuno, A. Machado, Ortega y Gasset, y artistas como Picasso, Dalí, Buñuel, García Lorca, etc.

El Modernismo de la Generación del 98 supone un cambio de estilo importante con respecto a la etapa realista, y a este cambio contribuye la concepción del Modernismo, un modo de entender la vida, el Modernismo como actitud, como señalaba J. R. Jiménez. El Modernismo propiciará una aristocracia artística atraída por el Simbolismo francés, influida por la música y el color, y por autores como Verlaine, Rimbaud, Baudelaire y Rubén Darío (cuya llegada a España supuso una renovación en la literatura del momento).

Con el inicio de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) llega el Novecentismo, con Ortega y Gasset como principal representante. Surgen las Vanguardias, y sobre todo es el Surrealismo el que más influye en la Generación del 27 (Gerardo Diego, Rafael Alberti, Aleixandre, Cernuda y García Lorca), que marcó un momento álgido de la poesía española.

Segunda etapa: Posguerra y Exilio

La Guerra Civil estancó todas las aspiraciones estéticas y personales de estos autores y de la sociedad española, suponiendo una ruptura en la mentalidad abierta y europeísta. La literatura estuvo marcada por las secuelas de la Guerra Civil y la férrea dictadura de Franco que se mantuvo hasta 1976.

La familia de Pascual Duarte (C. J. Cela) en 1942 marca el inicio de una cierta recuperación de la literatura, reafirmada por obras como el libro de poemas Hijos de la ira de Dámaso Alonso en 1944, Sombra del paraíso de Vicente Aleixandre (1936-1943) o la novela Nada de Carmen Laforet de 1944. Otras narradoras de la posguerra son A. M. Matute o C. Martín Gaite.

La literatura del exilio es de una gran significación, ya que muchos encontraron libertad de expresión, con la referencia de la infeliz experiencia de la guerra pasada y la nostalgia de la patria perdida (Crónica del alba de R. J. Sender, poemas de Alberti como Retorno de lo vivo lejano). En México se crea un núcleo significativo. Nombres como J. Guillén, P. Salinas, Alberti, Cernuda, continuaron escribiendo algunas de sus mejores obras y las recopilaciones de sus obras poéticas (Jorge Guillén, Aire nuestro; Luis Cernuda, La realidad y el deseo).