Recursos Dramáticos y la Percepción Subjetiva en Escena
Enviado por Anónimo y clasificado en Plástica y Educación Artística
Escrito el en español con un tamaño de 3,91 KB
Técnicas y Recursos Dramáticos
El Efecto de Inmersión
El término efecto de inmersión fue acuñado en contraste evidente con los efectos de distanciación. Un efecto de inmersión ocurre cuando al espectador se le obliga a compartir, no con todos los personajes de una pieza sino (normalmente) con uno solo, una percepción sensorial singular, y experimenta por tanto una sensación más fuerte de simpatía o identificación con el mismo.
Lo distintivo de su aparición en el teatro de Buero es la consistencia, aunque también la versatilidad, la inventiva y la originalidad, a menudo muy llamativa, con que los explota. Él mismo los ha descrito como un recurso teatral consistente en que el público tenga que ser participante, aunque no lo desee, de los problemas y de la situación anímica de algunos de los protagonistas, no solo a la manera tradicional, sino de un modo que, si es psíquico por un lado, es por el otro lado también físico.
La inmersión en la mente del protagonista es la única manera de presentar el proceso de vuelta a la normalidad de Tomás. Cada transformación del espacio escénico revela que un nuevo fragmento del mundo real ha logrado ocupar su sitio en el cerebro del personaje; puede decirse que es desde ahí desde donde transcurre la obra. Todo este proceso de subjetivización sitúa al autor en la línea de los grandes dramaturgos contemporáneos (por ejemplo, Arthur Miller) que buscan la superación de la objetividad. El público ve, pues, lo que ve el personaje, que impone un punto de vista subjetivo de primera persona a todo el universo escénico. Así, Tomás transforma los petates en cómodos sillones, las paredes en librerías o en un ventanal sobre el campo.
Pero esto el espectador no lo sabe, porque también lo ignora Tomás. La obra se constituye como un continuado proceso de acercamiento desde la locura a la realidad, vivido por ambos. La acción de la obra se centra principalmente en la conquista de la verdad a partir de la enajenación: en comprender que estamos en la cárcel.
Esta inmersión en la mente del protagonista es el único modo de poder presentar directamente la sucesiva vuelta a la normalidad de Tomás: cada transformación del espacio escénico revela que un nuevo fragmento de la realidad ha logrado ocupar su sitio en el cerebro del personaje (aunque también existen algunas deformaciones en la audición de Tomás, que, por ejemplo, escucha «ingeniero» cuando un compañero le dice ser «tornero», las variaciones afectan primordialmente a la vista, a la configuración del mundo y las cosas).
El Diálogo
Constituye un vehículo de indagación y conocimiento de personalidades conflictivas o contrapuestas. En la obra existe un coro de voces que representa a una colectividad que está en el fondo y que se hace presente en escena cuando, según dice la acotación, grita al unísono: «¡Asesinos!», después de haber muerto Asel y Max. Representa el testimonio de una represión generalizada.
Las Acotaciones
Son bastante extensas, precisas y detalladas, para permitirnos imaginar espacios, escenas, tiempos y actitudes, pero en La Fundación, además de ir suministrando poco a poco datos sobre la psicología de los personajes, son imprescindibles para expresar los efectos de inmersión y las mutaciones que se van produciendo en objetos y escenarios.
La Mímica
Es muy importante en la obra para resaltar algunos detalles como la locura de Tomás (cuando hablaba por un teléfono imaginario; cuando encendía una lámpara que nadie más veía; cuando hablaba con el Hombre muerto o con su novia imaginaria; cuando Tulio coloca los vasos imaginarios; …).