Reflexión Filosófica sobre el Arte

Clasificado en Filosofía y ética

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La filosofía del arte en la Antigüedad clásica

Platón

Para Platón, el arte es una imitación (mimesis). El artista copia lo que percibe, que a su vez es una imitación de la Forma verdadera. De manera que un artista está dos veces alejado de la Verdad. Platón valoraba las obras artísticas, como las pinturas y las esculturas, pero su interés por la Verdad lo llevaba a menospreciar el trabajo artístico.

Por lo tanto, la música y la pintura son copias de la Forma, siempre que sean reproducidas de la mejor manera posible. A pesar de esto, Platón veía con buenos ojos que el Estado diera lugar al arte, no solo para educar, sino también para el sano esparcimiento. Una obra revela la imaginación creadora de un artista, en cuanto que es imitación de la Verdad, para conmover al público.

Según Platón, el arte no debía reducirse a la contemplación estética, sino que debería estar al servicio de la educación y la moral. No aceptaba de ningún modo la opinión de que su objetivo fuera proporcionar placer.

En el estado ideal, Platón propone un estricto control y una censura rigurosa del arte en cuanto a las expresiones que no tengan en cuenta los valores morales. Si el arte no es fiel reflejo de la Forma verdadera, para Platón no vale nada.

La filosofía del arte en la Modernidad

Hume

En el siglo XVIII, Escocia y el Reino Unido estuvieron marcados, en el ámbito filosófico, por la proliferación de escritos sobre la norma estética, entre ellos los de David Hume. Este filósofo buscaba la norma del gusto a partir de la observación y el posterior análisis de la obra estudiada o admirada. Hume rompe con la regla de que la armonía es el fundamento de la belleza. Según él, la belleza ya no depende solo de la cosa observada, sino de quien la observa.

La hermosura ahora reside en el sujeto que la contempla. Es decir, una obra de arte lo es porque alguien la admira. Por lo tanto, la belleza está en la propia naturaleza humana. Hume también creía que el proceso de creación se desarrollaba relacionando razón y pasión. La pasión es el motor, el remolino que nos envuelve y nos arrastra hasta llevarnos a aquello que queremos hacer.

Kant

¿Qué es lo bello para Kant? Para resolverlo, Kant se refiere a la representación usando la imaginación respecto al sentimiento de placer o dolor. Su juicio es estético, entendiendo que su base determinante no puede ser más que subjetiva. Kant concluye, de las tres formas de satisfacción, que la del gusto es la única libre. Pues, de la inclinación en lo agradable, la complacencia en lo bello y la estimación en lo bueno, la complacencia es la única desinteresada.

Pero hay que distinguir lo bello de lo sublime, el cual genera satisfacción desinteresada en quien lo contempla, y ambas son placeres originados por el juicio del gusto que pronuncia Kant. Lo sublime suele representar cosas grandiosas, impresionantes o conmovedoras de la naturaleza. Lo bello, por otro lado, encanta. A diferencia de lo sublime, que es siempre grande, lo bello puede ser pequeño y complacer.

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