Reflexiones sobre la Desigualdad y el Amor en 'Los Ojos de los Pobres' de Baudelaire
Clasificado en Lengua y literatura
Escrito el en español con un tamaño de 5,18 KB
Introducción: "Los Ojos de los Pobres" de Baudelaire
«Los ojos de los pobres» fue escrito por el célebre escritor parisino Charles Baudelaire. El autor, quien aquí funge como narrador, nos relata un día con su pareja. Tras compartir la jornada, se dirigen a un café al anochecer. En ellos se vislumbra una pareja de enamorados para quienes un día compartido se ha hecho corto, compartiendo sueños y el anhelo de que sus almas sean una sola.
El Amor Ideal y la Realidad
Aquí, el autor hace referencia al concepto de estar enamorados del amor, a esos sueños de amor perfecto comunes a todos los seres humanos, pero que rara vez se materializan. Cita: «…soñándolo todos los hombres, nunca lo realizó ninguno».
El Escenario: El Café Ostentoso
El café es un establecimiento recién construido frente al bulevar, con cascotes aún a su alrededor. Es un café de lujo ostentoso, que deslumbra con sus luces, sus muros, sus oros, sus espejos y sus ornamentaciones alusivas a la mitología. Todo ello reflejaba la belleza y el esplendor de un barrio nuevo de clase acomodada.
El Contraste Social: La Familia Pobre
Frente a ellos, en el arroyo que pasaba enfrente, aparece un hombre pobre, de unos cuarenta años, desaliñado, con rostro cansado y barba canosa. El hombre fungía como niñera. Lleva de la mano a un niño de apariencia débil y, en su otro brazo, sostiene a otra criatura. Los tres se muestran sucios y en sus ojos tristes se vislumbra el hambre y la pobreza.
La Percepción de la Belleza y la Realidad
Esos ojos asombrados contemplaban con admiración la belleza del lugar. Sus ojos enormes, bien abiertos, no pueden creer que exista un lugar tan hermoso. Para ellos, algo inalcanzable.
«¡Qué hermoso, qué hermoso! Parece como si todo el oro del mísero mundo se hubiera colocado en esas paredes», exclama el padre exaltado ante tanta belleza.
«¡Qué hermoso, qué hermoso! Pero es una casa donde solo puede entrar la gente que no es como nosotros», dice el niño, dándose cuenta de la cruda realidad que lo golpea.
En cambio, el más pequeño no puede expresar palabra y solo asiente con sus ojos bien abiertos, sintiendo ese mismo «gozo estúpido y profundo».
La Brecha Social Evidente
Es notoria la diferencia entre las clases sociales. Por un lado, observamos a la familia de clase necesitada: mal vestidos, con ojos de hambre, seguramente una familia muy carenciada, donde el padre funge como niñera y saca a sus hijos fuera de la casa a tomar aire. Por otra parte, la pareja de clase alta, en un lugar de mucho esplendor y lujo, disfruta de comida y bebidas finas.
Reacciones Dispares ante la Pobreza
La pareja continúa en su mesa, observando a aquella familia pobre. Su aparición ha hecho que se oscurezca la luminosidad del esplendoroso café y, ante la misma situación, ambos toman posiciones totalmente diferentes.
La Empatía del Hombre
El hombre siente pena y ternura por esa gente, e incluso vergüenza por estar sentados allí con esas bebidas que realmente no necesitan: «nuestros vasos y nuestras botellas, más grandes que nuestra sed». Se ve frente a un lujo y una cantidad de comida y bebida innecesaria para ellos, mientras la pobre familia seguramente sí necesita alimento y confort.
La Indiferencia de la Mujer
En cambio, la mujer se siente molesta ante la mirada de esa gente y desea pedir que los echen del lugar. Es un claro acto de discriminación social.
Esto provoca que el hombre sienta mucha rabia ante la falta de compasión de su mujer, ante su poca empatía hacia esa pobre familia, lo que él denomina «el mejor ejemplo de impermeabilidad femenina».
La Ruptura de la Armonía en la Pareja
En esta situación, podemos observar a esta pareja de enamorados que, en medio de un día compartido, con sueños y sentimientos comunes, se ven enfrentados a una misma realidad que los moviliza de forma distinta a ambos.
El entorno romántico se ve perturbado y se dan cuenta de cuán difícil es entenderse aun cuando se aman: «¡Tan difícil es entenderse, ángel querido!».
Conclusión: Amor, Diferencia y Comprensión
Pero, al mismo tiempo, esto nos muestra la realidad de que, a pesar de ser diferentes o de tomar distintas posturas frente a las circunstancias de la vida, también es posible quererse, aceptarse y respetarse. Sería muy fácil quererse solo por las virtudes; es aún más valioso quererse con los defectos y con las diferencias, y trabajar juntos para encontrar un punto medio en el que ambos puedan conciliar y entenderse.