El Reformismo Borbónico en España: Transformación y Centralización del Estado en el Siglo XVIII

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El Reformismo Dieciochesco: Concepto y Alcance

Una de las palabras clave para entender la política del siglo XVIII es el reformismo. La reforma es un cambio gradual y pacífico, mientras que la revolución es un cambio brusco. Reformar es optimizar, remodelar, sin cambiar lo esencial, lo tradicional. Lo intocable es la monarquía absoluta, la sociedad estamental, el estado confesional y el mercantilismo. Sin embargo, se pueden realizar cambios para que el sistema funcione mejor. La reforma busca mejorar lo que ya existe, para evitar su erradicación por determinadas circunstancias.

El Reformismo Borbónico: Lento y Contradictorio

El reformismo borbónico es lento y está lleno de contradicciones. En el siglo XVIII, surgieron muchísimas obras que planteaban qué hacer con España. Por ejemplo, destaca la obra de José del Campillo: Lo que hay más y lo que hay de menos en España para que sea lo que debe ser y no lo que es. Los ilustrados intentaron intervenir incluso en los espectáculos, buscando cambiar pocas cosas para transformar la situación del país.

Existe, en general, una actitud de acatamiento pero no de cumplimiento entre los súbditos de la monarquía. Para realizar esta reforma, la herramienta que utilizan los Borbones es el Estado. Se intenta mejorar y fortalecer el Estado para llevar a cabo esas reformas. Para ello, se crean nuevos cargos en el gobierno, se aumenta el personal, etc.

Aquí se produce algo interesante: los Borbones intentan que se logre el efecto sin que se note el cuidado. Esta frase proviene de una carta enviada a Mallorca tras la Guerra de Sucesión, en la que el Consejo de Castilla expresaba su intención de introducir el castellano en Mallorca de manera sutil, para que no se dieran cuenta, pues de lo contrario los mallorquines se enfadarían. Lo que intentarán hacer los reyes es cambiar las convenciones (esquemas mentales). Las convenciones son la manera en que vivimos y pensamos; no están escritas en ningún lugar, pero así funcionamos y son difíciles de cambiar.

El Sueño del Estado Panóptico

Jeremy Bentham, un filósofo inglés del siglo XVIII, diseñó una cárcel a la que llamó Panóptico (que permitía la observación desde todos los ángulos). En esta cárcel, se estableció un sistema por el cual una sola persona podía observar a todos los prisioneros, mientras que estos no podían saber si estaban siendo observados. Este es el sueño despótico: observar a la población, que se sientan observadas. El objetivo es vigilar a toda la población sin necesidad de recurrir a la violencia física, ya que un sistema basado únicamente en la coacción no resultaba sostenible. Lo que funcionaba de la Inquisición era el secreto, el miedo que provocaba y la sensación de vigilancia constante. Michel Foucault, un autor francés, estudió este caso en profundidad. El Estado tiene el monopolio de la violencia y lo ejerce, a menudo, en privado.

La Nueva Planta Borbónica: Hacia la Centralización

La abolición de los fueros de Cataluña, Aragón y Valencia permitió una centralización mucho mayor que la que tenían los Habsburgo. No se puede comparar la monarquía del siglo XVII con el Estado de los siglos XVIII y XIX. Estamos hablando de una monarquía donde no existía una unificación real, pero lo cierto es que se implementaron una serie de medidas y reformas que aspiraban a otorgar más poder al rey. Se buscaba llegar lo más posible a la población para que el monarca tuviera así más poder. La herramienta utilizada para esto es el Estado. Así, con los Borbones, nos encontramos con una institucionalización de la monarquía. Todavía sería precaria, pero ya buscaban un camino hacia la centralización.

El término reformismo supone la mejora de un sistema existente, no un cambio radical. La reforma conlleva una actitud conservadora. Así, nos encontramos con la Nueva Planta Borbónica. Esto no son los Decretos de Nueva Planta, que son los que abolieron los fueros. La Nueva Planta incluye esos decretos, pero no solo eso. Fue iniciada por Felipe V según el modelo francés y sería desarrollada por sus sucesores, lo que la convierte en un proceso progresivo.

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