La Regencia de María Cristina: España entre el Turnismo y los Nacionalismos (1885-1902)
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La Regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902)
En noviembre de 1885 murió Alfonso XII, dejando a su esposa, María Cristina de Habsburgo-Lorena, como regente. Era una extranjera sin experiencia política, embarazada y con dos hijas menores. Cánovas del Castillo y Sagasta, los dos líderes del turnismo, a través del Pacto del Pardo, apoyaron la regencia y se comprometieron a no derogar la legislación que cada uno aprobara cuando estuviera en el poder.
El Turnismo y las Reformas Liberales
Sagasta promulgó importantes reformas liberales, como la libertad de imprenta, la libertad de asociación y el Código Civil. También impulsó una nueva ley electoral que establecía el derecho de voto a los varones mayores de 25 años (sufragio universal masculino) en 1890.
En 1890, Cánovas ganó las elecciones y tomó medidas proteccionistas, como la Ley de Arancel de 1891. Dos años después, Sagasta volvió a ganar, con la sorpresa del acceso de los republicanos a las Cortes. Hizo reformas en la administración de Cuba, aunque una nueva sublevación en la isla llevó de nuevo al poder a Cánovas.
Oposiciones al Sistema de la Restauración
El sistema de la Restauración no carecía de opositores:
El Republicanismo
Los republicanos consideraban el régimen republicano más acorde con la democracia. Pedían la separación de la Iglesia y el Estado y apostaban por un estado laico. Defendían el sufragio universal (aunque no el voto femenino). Se preocupaban por problemas del pueblo como el impuesto de consumos y defendían un servicio militar obligatorio y universal (antes se libraban pagando una cantidad de dinero).
Los republicanos se dividieron en varias facciones:
- Federales (liderados por Pi i Margall)
- Progresistas (liderados por Ruiz Zorrilla)
- Centralistas (liderados por Salmerón)
- Posibilistas (liderados por Castelar), quienes colaboraron con Sagasta.
El Movimiento Obrero
El movimiento obrero se organizó durante este periodo. El PSOE (Partido Socialista Obrero Español) apareció en Madrid en 1879, fundado por Pablo Iglesias. También surgió la UGT (Unión General de Trabajadores), muy fuerte en Madrid, Asturias y el País Vasco.
El anarquismo se extendió por el campo español y sus militantes fueron responsables del asesinato de Cánovas del Castillo.
Nacionalismos y Regionalismos Periféricos
En Cataluña, Valencia, Galicia y el País Vasco, surgieron los nacionalismos y regionalismos.
El Catalanismo
La Renaixença en Cataluña encontró su apoyo en la burguesía, especialmente la textil catalana, interesada en una subida de los aranceles para proteger su industria de la competencia de Inglaterra o Alemania.
Valentí Almirall abanderó un catalanismo federalista moderno. Su obra, Lo Catalanisme, fue fundamental, y fundó el Centre Català.
Los más conservadores se agruparon en la Lliga de Catalunya y solicitaban amplia autonomía, aunque mantenían fidelidad a la monarquía. En 1891, Prat de la Riba concilió ambas posturas en la Unió Catalanista. Este grupo redactó en 1892 las Bases de Manresa, que proponían la creación de unas Cortes propias, la oficialidad de la lengua catalana, acuñar su propia moneda, dictar sus propias leyes, etc.
El Nacionalismo Vasco
El nacionalismo vasco surgió de la defensa de los fueros. Además de una incipiente burguesía que consiguió conciertos económicos con el Estado, existían reductos del carlismo que pretendían mantener un país agrícola y artesanal, opuesto a los fenómenos de industrialización y urbanización moderna. Sabino Arana fundó el PNV (Partido Nacionalista Vasco).
El Regionalismo Gallego
Alfredo Brañas, en su obra El Regionalismo, resumió las aspiraciones gallegas. Surgieron ligas galleguistas en Santiago y La Coruña, pero quedaron reducidas a grupos minoritarios.
El Andalucismo
También surgió el andalucismo, reclamando federalismo, aunque la burguesía andaluza, muy vinculada al poder central, obstaculizó la consolidación de este movimiento.