La Regencia de María Cristina y el Turno Político: Oposición, Regionalismo y Nacionalismo en la Restauración

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La Regencia de María Cristina de Habsburgo y el Turno de Partidos: Oposición, Regionalismo y Nacionalismo

El inicio de la Regencia y el Pacto del Pardo

En noviembre de 1885, Alfonso XII falleció con tan solo 28 años. Su esposa, María Cristina de Habsburgo, asumió la regencia hasta que su futuro hijo, Alfonso XIII, de quien estaba embarazada, alcanzara la mayoría de edad.

La necesidad de estabilizar el régimen durante una larga regencia llevó a los líderes Cánovas del Castillo y Sagasta a establecer un acuerdo crucial: el Pacto del Pardo. En este pacto, se comprometieron a apoyar la regencia y a no derogar la legislación que cada uno de ellos aprobara durante su ejercicio del poder. Ambos partidos cumplieron el acuerdo, facilitando una alternancia regular y pacífica. Sin embargo, este pacto también contribuyó a agudizar la corrupción y a falsear la voluntad popular.

El Gobierno Liberal (1885-1890) y sus Reformas

Entre 1885 y 1890, gobernó el Partido Liberal, durante el periodo conocido como el Parlamento Largo. Sagasta impulsó un programa político aperturista que incluyó importantes reformas:

  • Se estableció la libertad de cátedra.
  • Se amplió la libertad de expresión.
  • Se restableció la libertad de asociación, lo que facilitó la expansión del movimiento obrero.

La reforma más significativa se produjo en 1890, con la imposición del sufragio universal masculino, aunque su aplicación fue manipulada durante esos años.

La alternancia de ambos partidos se prolongó en los años siguientes sin grandes sobresaltos, pero el estallido de la insurrección en Cuba en 1895 puso a prueba la solidez del sistema canovista.

La Oposición al Sistema de la Restauración

El Retroceso Republicano

Los republicanos, como principal fuerza de oposición al gobierno, sufrieron un fuerte retroceso durante la Restauración. Esto se debió tanto a la represión canovista como a sus propias divisiones internas. En este periodo, ya no contaban con el apoyo del movimiento obrero ni de las burguesías periféricas.

El Auge del Regionalismo y Nacionalismo

Sin embargo, la parte de la oposición que estaba adquiriendo más fuerza era el regionalismo y el nacionalismo.

Hasta la Restauración, la reivindicación foralista o de carácter nacionalista se había canalizado principalmente a través del republicanismo federal y del carlismo. Al debilitarse ambas corrientes, surgieron nuevos movimientos que reivindicaban los derechos históricos de diversas regiones españolas, como Cataluña, el País Vasco, Valencia, Galicia y Andalucía.

El regionalismo fue especialmente fuerte y surgió antes en Cataluña y el País Vasco. Esto se explica por la existencia de una clara diferenciación lingüística que cimentó el sentimiento nacional, y por un mayor desarrollo burgués que contribuyó a arraigar la ideología nacionalista en estas zonas.

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