Régimen Señorial en la Edad Media y Crisis del Siglo III: Causas y Consecuencias
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Régimen Señorial en la Edad Media
El régimen señorial consistió en la cesión, por parte de los monarcas, de generosas porciones de terreno a particulares, instituciones religiosas y órdenes militares. Existían diferentes tipos de señorío:
Tipos de Señorío
- Señorío nobiliario: El rey concedía territorios a un noble a cambio de protección y fidelidad. Las personas que obtenían las tierras tenían que venir armadas y equipadas para toda la guerra que pudiera avecinarse. Las porciones de tierra eran amplias, siendo al principio vitalicias y después hereditarias. El noble ejercía funciones jurisdiccionales (justicia, tributos, legislación) en ese territorio.
- Señorío eclesiástico o abadengo: Los monarcas cedían terreno a instituciones religiosas. El resultado era el mismo que en el apartado anterior.
- Maestrazgos: Los monarcas cedían terreno a órdenes militares. Combinaba lo religioso y lo nobiliario.
Este régimen señorial se asienta a partir del siglo XII.
Formas Particulares del Señorío Nobiliario
- Señorío solariego: Las tierras se repartían entre cultivadores dependientes a cambio de rentas y servicios. Es el señorío de los nobles que, con frecuencia, de sus inmensas posesiones, enfeudaban parte a otros nobles inferiores, creando una larga cadena. Lo de "solariego" proviene del "solar" de la casa o linaje.
- Señorío jurisdiccional: Se cobran impuestos y se imparte justicia. Se seguían repartiendo las tierras entre cultivadores dependientes. Es un caso particular cuando la cesión que hacía el rey o el señor era sólo de derechos "jurisdiccionales" y no de la tierra. Se trata de cobrar por "ser tu señor", sin más. Cobra impuestos, entre ellos el de justicia, e impone tributos a capricho con frecuencia. Al principio son en especie, pero luego acaban siendo en metálico cuando la Edad Media está declinando y llega la Edad Moderna.
- Señorío pleno: Suma los dos anteriores: tierras y jurisdicción.
Estas son las tres formas que adopta el señorío nobiliario. El eclesiástico y de órdenes militares también podía tener alguna salvedad de solo jurisdicción, aunque casi siempre era pleno.
Crisis del Siglo III en el Imperio Romano
La crisis del siglo III fue un periodo de profunda inestabilidad en el Imperio Romano, caracterizado por una serie de factores interconectados:
- Descrédito del poder imperial: Las frecuentes usurpaciones, las constantes sublevaciones y el acoso creciente de los pueblos bárbaros convulsionaron la escena política y sembraron la inquietud entre los ciudadanos. Se perdió la confianza en la capacidad de las autoridades para mantener el orden.
- Estancamiento técnico y decaimiento de la actividad económica: Las ciudades perdieron población y recursos. Se quiso mantener el nivel de ingresos de los cargos municipales, los cuales fueron obligados a responder con su patrimonio de las cantidades asignadas. Ante la huida de muchos curiales de la ciudad para evitar esta pesada carga, la función se convirtió en obligatoria y hereditaria. Para evitar el despoblamiento de las ciudades, se estableció que la adscripción a los oficios tendría el mismo carácter. Se devaluó la moneda y los precios se vieron sometidos a constantes presiones alcistas, generalizándose los pagos en especie (economía natural).
- Refugio en las villae: Ante el desmoronamiento de la autoridad pública, los pudientes se refugiaron en las villae. Con ellos se replegaron artesanos y campesinos, subordinándose a su protector. Partidas de bandoleros y hordas bárbaras entregaron su libertad y sus tierras a cambio de seguridad y protección. Esto sentó las bases para las relaciones de dependencia personal típicas de la sociedad feudal.
- Auge de las bagaudas: El declive de la autoridad imperial, la pesada tributación, la concentración de la propiedad y la agudización de los enfrentamientos sociales también se acusaron en el florecimiento de las bagaudas: bandas organizadas que entre el siglo II y el V asaltaron los grandes latifundios. Se identificó a los integrantes con los vascones, que estaban compuestas por campesinos pobres y pequeños propietarios arruinados, pero no está del todo establecido.
- Auge de cultos mistéricos y cristianismo: La población se entregó a ritos más personales y emotivos, como los proporcionados por los cultos mistéricos, en los que se ofrecía la esperanza individual de una inmortalidad placentera tras la muerte y posterior resurrección. Gozó de especial aceptación el cristianismo, difundido a partir del siglo II. Tras una etapa de persecución, primero fue tolerado y luego elevado al rango de religión oficial, con la consecuente acomodación de la jerarquía eclesiástica.