El Regreso de Odiseo: Venganza y Restauración en Ítaca

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El Retorno de Odiseo a Ítaca

Tras finalizar el relato de sus viajes, el rey ordena el regreso de Odiseo a su hogar. Acompañado por navegantes feacios, llega a Ítaca. La diosa Atenea lo disfraza de vagabundo para evitar ser reconocido. Por consejo de la diosa, se dirige a pedir ayuda a su fiel porquerizo, Eumeo.

Encuentro con Eumeo y Preparativos para la Venganza

Odiseo no revela su identidad a Eumeo, quien lo recibe con comida y una manta. Más tarde, se encuentra con Atenea, y juntos preparan la venganza contra los pretendientes.

Atenea aconseja a Telémaco salir de Esparta y regresar a su hogar. Eumeo relata su vida y sus orígenes al mendigo, y cómo llegó al servicio de Odiseo.

El Regreso de Telémaco y la Revelación a su Padre

Gracias a Atenea, Telémaco elude la trampa que los pretendientes le habían preparado a la entrada de la isla. Una vez en tierra, se dirige a casa de Eumeo, donde conoce al mendigo. Cuando Eumeo marcha a casa de Penélope para darle la noticia del regreso de su hijo, Odiseo revela su identidad a Telémaco, asegurándole que él es su padre, a quien no ve desde hace veinte años. Tras un fuerte abrazo, planean la venganza, con la ayuda de Zeus y Atenea.

Humillaciones y Reconocimiento en el Palacio

Al día siguiente, Odiseo se dirige a su palacio. Es reconocido por su perro Argos, que fallece frente a su amo. Al pedir comida a los pretendientes, es humillado e incluso golpeado por estos.

Aparece un mendigo real, llamado Iro, que solía frecuentar el palacio. Este, riéndose de Odiseo, lo reta a una pelea. Los pretendientes aceptan que el ganador se siente a comer con ellos. Le dan dos trozos de pan a Odiseo, que tras quitarse su manta y dejar ver sus músculos, gana fácilmente al mendigo. A pesar de la victoria, debe seguir soportando las vejaciones de los pretendientes.

Odiseo, ocultando su verdadera identidad, mantiene una conversación con Penélope, quien ordena a su criada Euriclea que lo bañe. Esta reconoce una cicatriz que a Odiseo le hizo un jabalí cuando se encontraba cazando en el monte Parnaso. La esclava reconoce a su amo, quien le hace guardar silencio para no hacer fracasar los planes de venganza.

Señales Divinas y el Desafío del Arco

Al día siguiente, Odiseo pide una señal, y Zeus lanza un trueno en medio del cielo azul. Este gesto es entendido por uno de sus sirvientes como una señal de victoria contra los pretendientes. Odiseo aprovecha para ver quién es fiel al rey y librarse de la venganza. Un profeta, amigo de Telémaco, advierte a los pretendientes que pronto los muros se mancharán de su sangre. A pesar de que algunos de ellos creen en la profecía y huyen, la mayoría se ríe de la adivinación.

Aparece Penélope con un arco que Odiseo dejó en casa. Promete a los pretendientes que se casará con aquel que consiga hacer pasar la flecha por los ojos de doce hachas alineadas. Los pretendientes lo intentan, pero no tensan el arco. Odiseo pide participar. Tras la insistencia de Telémaco, le es permitido intentarlo. Con facilidad, Odiseo tensa el arco y hace pasar la flecha por los ojos de las hachas. A la señal de su padre, Telémaco se arma, preparándose para la lucha final.

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