El Reinado de Amadeo I de Saboya: Inestabilidad Política y el Camino a la Primera República Española

El Reinado de Amadeo I de Saboya: Un Periodo de Inestabilidad en la España del Siglo XIX

Contexto Histórico: La Monarquía sin Rey

Tras el derrocamiento de Isabel II en la Revolución Gloriosa de 1868, y según lo establecido en la Constitución de 1869, España se encontró como una monarquía sin rey. Después de numerosos problemas para encontrar un monarca adecuado, el trono recayó finalmente en Amadeo de Saboya. Sin embargo, Amadeo se enfrentó a un país profundamente dividido, económicamente atrasado y con una clase política que, en gran medida, no lo aceptó. Esta situación le hizo prácticamente imposible llevar a cabo las reformas que había planeado.

El Reinado de Amadeo de Saboya (1870-1873): Una Época de Profunda Inestabilidad

El breve reinado de Amadeo de Saboya (1870-1873) estuvo caracterizado por una profunda inestabilidad político-social. Los primeros problemas surgieron con la ruptura de la coalición de partidos que lo había apoyado inicialmente.

Oposición y Desafíos al Monarca

Además, la nueva monarquía tuvo en su contra a diversos grupos:

• Los carlistas, quienes en 1872 se rebelaron en defensa de los derechos a la corona de Carlos VII, nieto de Carlos María Isidro.
• Los republicanos, que abogaban por un cambio de régimen.
• Los alfonsinos, partidarios de la restauración borbónica en la figura de Alfonso XII. Dentro de este grupo se encontraba la mayoría de la nobleza, muchos altos mandos militares y buena parte del clero. El carácter anticlerical del gobierno había llevado, además, a la ruptura de relaciones con el Vaticano.

A esto se sumó el fortalecimiento del movimiento obrero y la multiplicación de las protestas protagonizadas por diversas capas de la sociedad. En 1868, también había resurgido el problema en Cuba, añadiendo otra capa de complejidad a la ya precaria situación.

La Abdicación de Amadeo I y la Proclamación de la Primera República

Dadas las circunstancias y después de verse obligado a firmar el decreto de reorganización del cuerpo de artillería, Amadeo I acabó abdicando en febrero de 1873. El detonante de esta decisión fue precisamente la determinación gubernamental de suprimir el cuerpo de Artillería. La consecuencia inmediata de esta abdicación fue la proclamación de la Primera República Española el 11 de febrero de ese mismo año.

La Primera República tendría una duración efímera (once meses) y sería un periodo de gran inestabilidad, en el que se puso de manifiesto la división del republicanismo en varias tendencias. Finalmente, los monárquicos alfonsinos, liderados por Cánovas del Castillo, triunfaron al ver restaurada la monarquía borbónica en 1875 en la figura de Alfonso XII.

Reflexiones sobre el Reinado de Amadeo I: La División del Liberalismo Español

La idea principal que subyace en este periodo es la profunda división interna del liberalismo español en el último tercio del siglo XIX. El propio Amadeo expuso que el verdadero enemigo del país eran las facciones. Precisamente en el texto, Amadeo hace referencia a estos problemas y a su impotencia para resolverlos en solitario como causa fundamental de su abdicación. Concretamente, se refiere a la división y el enfrentamiento entre los españoles, ejemplificado por carlistas y republicanos, así como las distintas opciones del liberalismo, más o menos moderadas y progresistas.

Debilidad del Sistema Liberal y la Institución Monárquica

Las ideas secundarias que se desprenden de este contexto tienen en común la debilidad intrínseca del sistema liberal de la época y la fragilidad de la institución monárquica. Amadeo, en su acto de abdicación, volvió a poner de manifiesto sus convicciones liberales y constitucionalistas, reconociendo explícitamente a las Cortes, representantes de la nación, como depositarias de la soberanía y devolviéndoles la corona que dos años antes le habían ofrecido. Ante esta situación de ingobernabilidad, Amadeo confesó su incapacidad para hallar soluciones y rechazó de plano la posibilidad de implantar un régimen de fuerza o autoritario, demostrando su compromiso con los principios democráticos.