Reinado de Carlos IV y Guerra de la Independencia Española: Causas, Desarrollo y Consecuencias (1808-1814)
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El Declive del Reinado de Carlos IV y la Ascensión de José Bonaparte
El Motín de Aranjuez y la Influencia de Napoleón
El reinado de Carlos IV estuvo marcado por una profunda crisis. En 1792, el monarca apartó del gobierno a los ministros ilustrados y confió el poder a Manuel Godoy. Esta decisión evidenció la desconfianza del rey hacia los círculos nobiliarios de la corte. La ejecución de Luis XVI llevó a Carlos IV a declarar la guerra a Francia, un conflicto en el que España salió derrotada. La posterior Paz de Basilea (1795) subordinó España a los intereses franceses.
En este contexto, Godoy impulsó una serie de reformas que generaron una fuerte oposición. La nobleza y la Iglesia se mostraron especialmente contrarias a medidas como la desamortización de tierras eclesiásticas. La alianza con Francia, que culminó en la desastrosa Batalla de Trafalgar, agravó la situación. En 1807, Godoy firmó con Napoleón el Tratado de Fontainebleau, que autorizaba a los ejércitos napoleónicos a entrar en España para invadir Portugal. En febrero de 1808, las tropas francesas cruzaron los Pirineos.
El 18 de marzo de 1808 estalló el Motín de Aranjuez, que provocó la abdicación de Carlos IV en favor de su hijo, Fernando VII. Este último buscó el apoyo de Napoleón, quien aprovechó la situación para invadir España y ocupar el trono.
El Gobierno de José Bonaparte
Carlos IV y Fernando VII fueron convocados a Bayona por Napoleón. Allí, ambos abdicaron en favor del emperador, quien nombró rey de España a su hermano, José Bonaparte. El nuevo monarca promulgó el Estatuto de Bayona, que reconocía la igualdad de los españoles ante la ley, los impuestos y el acceso a los cargos públicos. José I convocó Cortes en Bayona con el objetivo de legitimar su gobierno y acabar con el Antiguo Régimen. Durante su breve reinado, impulsó una serie de reformas encaminadas a la liquidación del Antiguo Régimen.
La Guerra de la Independencia Española (1808-1814)
La Resistencia Popular y el Levantamiento del 2 de Mayo
El 2 de mayo de 1808, el resto de la familia real se preparaba para partir hacia Bayona, donde se creía que Napoleón tenía secuestrado a Fernando VII. Este hecho provocó un alzamiento popular en Madrid con el objetivo de impedir la partida de la familia real y rebelarse contra la presencia francesa. La rebelión fue duramente reprimida por el general Murat.
Se formaron Juntas de Armamento y Defensa, integradas por nobles locales, que declararon la guerra a Napoleón. Estas juntas se organizaron a nivel local y provincial, buscando el apoyo de Gran Bretaña. Se creó una Junta Suprema Central que reconoció a Fernando VII como rey legítimo. Ante el avance francés, la Junta huyó a Cádiz, protegida por los británicos.
La resistencia se articuló también a través de guerrillas, formadas por grupos locales, y sitios, que inmovilizaron a gran parte del ejército francés. Ciudades como Zaragoza resistieron heroicamente, retrasando el avance francés. Las derrotas francesas en Bruc y Bailén tuvieron un impacto inmediato. En enero de 1809, Francia controlaba gran parte del territorio español. En otoño de 1809, la resistencia se intensificó con la acción de las guerrillas y la importante Batalla de Arapiles.
Las Fuerzas Políticas: Afrancesados y Frente Patriótico
La sociedad española se dividió en dos bandos: los afrancesados, que colaboraron con la monarquía de José I y apoyaban su programa reformista, y el Frente Patriótico, que se oponía a la ocupación francesa. Muchos afrancesados, entre los que se encontraban intelectuales, altos funcionarios y miembros de la alta nobleza, tuvieron que exiliarse tras la guerra debido a las persecuciones de Fernando VII.
El Frente Patriótico agrupaba posiciones muy diversas:
- El clero y la nobleza, que en su mayoría deseaban la vuelta al absolutismo.
- Los ilustrados, que veían en Fernando VII la oportunidad de reformar y modernizar el país, basándose en la soberanía nacional, la división de poderes, una constitución y la abolición de privilegios.
- El pueblo, que protagonizó un movimiento de defensa contra el invasor, en ocasiones con posiciones revolucionarias.