El Reinado de Fernando VII en España: Absolutismo, Liberalismo y la Década Ominosa

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El retorno de Fernando VII a España supuso la anulación de las reformas liberales y de los principios revolucionarios emanados de las Cortes de Cádiz, así como el restablecimiento de la monarquía absoluta (1814-1820).

La Restauración del Absolutismo (1814-1820)

Fernando VII regresó a España, procedente de Francia, y fue aclamado por el pueblo como símbolo de la paz, la normalidad y la legitimidad. El 12 de abril, un grupo de diputados a Cortes absolutistas le presentaron el conocido como Manifiesto de los Persas, en el que le reclamaban la vuelta al absolutismo. Este manifiesto justificaba un verdadero golpe de Estado, que el rey dio el 4 de mayo de 1814 al promulgar en Valencia un decreto que anulaba todas las reformas aprobadas en las Cortes. A esto le siguió la disolución por la fuerza de las Cortes, la abolición de la Constitución de 1812 y el restablecimiento del absolutismo.

El rey procedió a restablecer las instituciones monárquicas de 1808, lo que generó una serie de problemas como una crisis en la Hacienda estatal y la inestabilidad del Gobierno. Finalmente, tras varias sublevaciones fracasadas, la protagonizada por el oficial Rafael del Riego en enero de 1820 desencadenó un cambio político que inició una nueva etapa en España.

El Trienio Liberal (1820-1823)

Tras el pronunciamiento de Riego, Fernando VII firmó un decreto en el que prometía jurar la Constitución de 1812. Así, se inició el Trienio Liberal, una etapa de gobierno en la que se intentaron aplicar las reformas aprobadas por las Cortes de Cádiz. Tuvo algunas peculiaridades: los liberales gobernaban y disponían de una milicia armada, pero también empezaron a separarse en una corriente moderada y otra exaltada. Al mismo tiempo, nacía la opinión pública y se gestaba una oposición al nuevo régimen que desencadenaría rebeliones militares de carácter absolutista.

La Década Ominosa (1823-1833)

La Década Absolutista de 1823-1833, que los liberales llamaron ominosa, no fue un simple retorno a las posiciones de Fernando VII antes de 1820. Aunque se restablecieron las instituciones de la monarquía absoluta, excepto el tribunal de la Inquisición, durante este periodo el Gobierno evolucionó hacia un reformismo moderado. La oposición contra los gobiernos de esta etapa no provino de los liberales, sino de los partidarios de un régimen absolutista. Durante la Década Absolutista tuvo lugar la represión de los liberales y se adoptaron medidas de carácter técnico para mejorar la Administración del Estado.

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