El Reinado de Fernando VII: Restauración Absolutista y Crisis en España (1814-1833)

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1.2 Fernando VII (1814-1833)

1.2.1 La Restauración Absolutista (1814-1820)

Tras el Tratado de Valençay en 1813, Fernando VII se preparó para regresar a un país donde gobernaban unos principios políticos completamente contrarios a sus convicciones absolutistas. El monarca llegó a Valencia, donde recibió el apoyo político y militar que reafirmaron sus intenciones de derogar la Constitución y restaurar el absolutismo.

Por parte del apoyo político, tenemos un grupo de diputados absolutistas que le entregan el Manifiesto de los Persas firmado por 69 diputados absolutistas. Este es un escrito en el que exigían la abolición de la Constitución de Cádiz y la reimplantación del absolutismo para poner fin a la anarquía en que, según ellos, había desembocado la aprobación de las reformas liberales.

Por parte del apoyo militar, contaba con el general Elío y todo su ejército a favor de la monarquía absolutista.

Finalmente, el rey pudo realizar un pronunciamiento militar el 4 de mayo y se dirigió a Madrid con el ejército de Elío. Allí emitió un decreto por el que disolvía las Cortes, abolía la Constitución de 1812 y toda la labor legislativa de las Cortes de Cádiz y restablecía el absolutismo.

En este momento se produce el primer gran exilio de la España contemporánea debido al encarcelamiento de los liberales. Los que escaparon acabaron en Inglaterra la mayoría de ellos y otros pocos se quedaron. Estos que se quedaron, siguieron conspirando en sociedades secretas o logias masónicas.

Durante la Restauración absolutista, Fernando VII proclama a España parte de la Santa Alianza, con el objetivo de restaurar y defender las monarquías absolutas.

Este retorno al Antiguo Régimen no ayudó al país a recuperarse de la grave situación económica que sufría tras seis años de guerra continua. La actividad económica había quedado paralizada por el conflicto y el mercado interior estaba totalmente desarticulado, a lo que se sumó la competencia de los productos británicos, que hizo más difícil la recuperación. El Estado estaba en bancarrota económica, endeudado y con las arcas vacías. A esta situación hubo que añadir el desarrollo de los movimientos emancipadores de las colonias americanas. Además de provocar un fuerte incremento de los gastos militares, el conflicto interrumpió la llegada a España de los ingresos que proporcionaban estos territorios.

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