Reinado de Fernando VII y Sexenio Revolucionario en España: Etapas y Crisis
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Reinado de Fernando VII (1814-1833)
Este movimiento liberal se inscribe dentro de la oleada revolucionaria europea de 1820. Previamente, con la caída de Napoleón, las potencias europeas (Rusia, Austria y Prusia) habían acordado en el Congreso de Viena la creación de la Santa Alianza, consistente en el derecho a intervenir en aquellos países en los que peligrara el absolutismo. En 1823, con el apoyo del rey y los exiliados absolutistas, entró en España un ejército francés, los llamados Cien Mil Hijos de San Luis, que apenas encontraron resistencia. Se inicia así el tercer periodo del reinado de Fernando VII, la década absolutista o década ominosa (1823-1833). El problema más grave se planteó con la cuestión sucesoria, ya que las mujeres no podían acceder al trono desde el reinado de Felipe V porque este aprobó la Ley Sálica. Era la aplicación de esta ley la que reclamaba Carlos María Isidro. Fernando VII, para que su hija pudiera reinar, firmó la Pragmática Sanción. En su último año de vida, al caer enfermo, nombró regente a su esposa María Cristina.
Sexenio Revolucionario (1868-1874)
Se inicia con la Revolución Gloriosa de 1868. Las causas de la revolución fueron una crisis económica y política en los últimos años del reinado isabelino. A la crisis económica de 1866 se suma el deterioro del sistema político.
Causas de la Revolución de 1868
Crisis financiera
La baja rentabilidad del ferrocarril provoca la quiebra de numerosos bancos y empresas. El endeudamiento del Estado obligó a aumentar la presión fiscal.
Crisis agraria de subsistencia
La sequía y las malas cosechas provocan carestía y hambre entre la población.
Crisis industrial
El hundimiento de la industria textil en Cataluña se debió a la subida de los precios del algodón.
Crisis política
Se debe al deterioro del sistema isabelino dominado por los gobiernos de los liberales moderados que, acusados de corrupción, despotismo e inmoralidad, fueron incapaces de solucionar los problemas de España. También influyó la impopularidad de la reina Isabel, que se rodeó en la corte de personajes pintorescos.
En 1866, los progresistas y la mayoría de los moderados habían firmado el Pacto de Ostende contra Isabel II, al que se unieron los demócratas y los unionistas.