Los Reinos Cristianos en la Península Ibérica durante la Edad Media

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Los Reinos Cristianos del Noroeste

El Reino Asturleonés

En el año 711, los musulmanes invadieron la península ibérica. Sin embargo, en el 722, la batalla de Covadonga marcó un punto de inflexión. Los cristianos, liderados por Pelayo, obtuvieron una victoria que sentó las bases para la formación del Reino de Asturias. Los reyes asturianos se consideraron herederos de los visigodos y, en el siglo VIII, iniciaron la expansión cristiana hacia el sur de la península.

A finales del siglo IX, el rey Alfonso III el Magno extendió el territorio hasta la ribera norte del Duero, estableciendo la frontera con Al-Ándalus. Tras su muerte, su hijo García I trasladó la capital de Oviedo a León, dando origen al Reino de León. La dinastía de los reyes asturleoneses culminó en 1037, cuando León se unió al Reino de Castilla.

Para ampliar las áreas cultivables y evitar saqueos, se repoblaron territorios durante los siglos VIII y IX. Los agricultores ocupaban las tierras mediante las presuras, cultivándolas a cambio del título de propiedad otorgado por el rey. El Reino de León estaba dividido en condados.

Castilla

Castilla, ubicada en la franja oriental, sufría constantes ataques de las tropas musulmanas debido a su carácter fronterizo. Sus habitantes construyeron numerosos castillos para defenderse. En 1029, tras la muerte del último conde sin descendencia, Castilla se unió al Reino de Pamplona. Sin embargo, en 1035, Fernando I, hijo del rey de Pamplona, heredó el condado de Castilla y lo convirtió en un reino independiente.

Los Reinos Cristianos del Nordeste

A finales del siglo VIII, los carolingios hicieron retroceder a los musulmanes y establecieron la Marca Hispánica, un territorio fronterizo que formaba parte del Imperio Carolingio y se dividía en condados. El rey franco delegaba el gobierno de cada condado en un conde. Estos condes lucharon por su independencia, lográndola en Pamplona, Aragón y los condados catalanes.

El Reino de Pamplona

En el año 824, los Arista expulsaron a los francos de Pamplona y establecieron el Reino de Pamplona. Durante el siglo X, el reino se expandió bajo el reinado de Sancho III el Mayor, quien logró la máxima expansión territorial gracias a alianzas matrimoniales. A su muerte, dividió sus dominios entre sus hijos: García Sánchez III (Pamplona), Fernando I (Castilla), Ramiro I (Aragón) y Gonzalo (Sobrarbe y Ribagorza). García Ramírez I el Restaurador logró la independencia del reino en el siglo XI.

Aragón

En el siglo IX, Aznar Galíndez logró la independencia del condado de Aragón. En el siglo X, se unió a Pamplona. En el año 1035, Ramiro I se independizó, convirtiéndose en el primer rey de Aragón. Incorporó los territorios de Sobrarbe y Ribagorza. A finales del siglo XI, Aragón dominó el territorio de Pamplona bajo el reinado de Alfonso I el Batallador, alcanzando su máxima expansión.

Los Condados Catalanes

Wifredo el Velloso fue el primer conde en convertir su cargo en hereditario. El condado de Barcelona incrementó su territorio bajo la dinastía de la Casa de Barcelona. Tras el asalto de Almanzor a la ciudad, el conde Borrell II pidió ayuda al rey franco, pero al serle denegada, decidió no renovar el juramento de fidelidad y proclamó la independencia. La independencia formal no se produjo hasta la firma del Tratado de Corbeil en 1258. Los condados catalanes controlaron algunos condados del sur del reino franco.

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