Relaciones de poder en la sociedad y la mente: un enfoque científico

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Relaciones de poder en la sociedad

La definición de poder que plantea Salvador Giner es muy amplia y por ello resulta aplicable a situaciones y grupos sociales de todo tipo. Podría incluso afirmarse que, así definidas, las relaciones de poder existen también en sociedades no humanas; sin duda entre los primates, pero también entre animales inferiores.

La ventaja de una definición tan general consiste en que permite identificar relaciones de poder más allá de las meramente “políticas”, para detectarlas, asimismo, en las relaciones de amistad, de familia, de pareja, de vecindad, etc.

El poder así entendido constituye un modo de relación social omnipresente y difícilmente evitable. De hecho, casi nos exige plantearnos la pregunta inversa: ¿Puede existir una sociedad humana sin relaciones de poder?

Realmente se trataría de una sociedad casi imposible, en la que nadie ejercería influencia alguna sobre las conductas ajenas. Otro asunto diferente sería si son inevitables las relaciones de poder político. En este campo siempre cabe plantear una sociedad fundada sobre asociaciones voluntarias sin estructuras jerárquicas, pero parece que incluso en estas existiría cierta tendencia al ejercicio del poder.

Un orden social sin relaciones de poder político quizá pueda darse en grupos sociales poco estructurados, como las bandas de cazadores-recolectores, pero resulta difícilmente transferible a sociedades más complejas.

En todo caso,  cualquier debate sobre las relaciones de poder en la sociedad debe considerar, como hace Giner en el texto, cómo es el sistema de decisiones o de poder que estructura dicha sociedad: si se trata de un sistema que es libremente aceptado por todos los miembros de esa sociedad y fácilmente revocable por ellos, o si viene impuesto por las instancias superiores de una jerarquía establecida sin consentimiento por parte de todos o que no hay posibilidad real de modificarlo una vez establecido.

En este último caso, el problema que se plantearía la sociedad no es la inevitabilidad de las relaciones de poder, sino la imposibilidad de cambiarlas una vez instituidas.


La mente y las ciencias naturales

Cuando hablamos de mente, nos estamos refiriendo a propiedades del mundo natural, especialmente a propiedades físicas de nuestro cerebro. La propuesta de Chomsky consiste en estudiar la mente con la metodología de las ciencias experimentales.

Para Chomsky, la única “racionalidad científica” posible es la racionalidad propia de las ciencias de la naturaleza, y, según él, no hay más comprensión teórica de los fenómenos que la que nos proporciona el único método científico que admite: el hipotético-deductivo.

Desde su planteamiento parece que no se puede aceptar la posibilidad de que existan métodos distintos para estudiar científicamente los fenómenos físicos y los fenómenos sociales o culturales. Desde este reduccionismo metodológico, Chomsky acusa de “misticismo” a cualquier intento de comprensión de lo mental que siga un método distinto del que usa, por ejemplo, la física.

En la actualidad, las ciencias cognitivas se ocupan de investigar de un modo interdisciplinar los fenómenos mentales: inteligencia artificial, neurociencias, lingüística, psicología, antropología y filosofía.

En resumen, hay aspectos interesantes del funcionamiento de la mente que pueden ser estudiados con el método de las ciencias naturales, pero existen otros aspectos que necesitan enfoques diferentes, que no por ello son menos racionales.

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