Relativismo, Subjetivismo y Perspectivismo en la Filosofía
Clasificado en Filosofía y ética
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Relativismo y Subjetivismo
Llamamos relativismo a la teoría según la cual no existe ninguna verdad universal y absoluta. Los defensores de esta teoría creen que lo que consideramos verdadero o falso es relativo, porque depende del punto de vista, así como del momento y del lugar. Protágoras decía que "el hombre es la medida de todas las cosas".
El subjetivismo afirma que lo que a una persona le parece verdadero o falso depende únicamente de factores individuales. El relativismo considera que la verdad depende del momento y del lugar, por lo que algunas cosas que para nosotros son verdad podrían ser mentira para otras personas en otro tiempo o lugar.
¿Todas las opiniones son válidas?
El problema del relativismo en su aspecto moral resulta muy relevante actualmente, donde la interconexión global y la difusión de la información nos permite conocer cómo las personas viven en todo el mundo.
Existen lugares donde se producen todo tipo de injusticias atroces. Para un relativista, la actuación en esos lugares es correcta, pues tienen su propia verdad. Para la mayoría de filósofos actuales, una interpretación relativista como esta resulta totalmente inaceptable. Aunque es importante respetar las opiniones ajenas, existe un límite que indica lo intolerable. Para muchos pensadores, el marco de lo que podemos aceptar moralmente está definido por el respeto a los derechos humanos.
El Perspectivismo
De acuerdo con este pensamiento, la verdad solo se puede captar desde un punto de vista determinado. Es decir, que existe una verdad, pero solo puede contemplarse desde una perspectiva concreta que condiciona la forma en la que la percibimos. El filósofo español José Ortega y Gasset defendía que solo es posible captar la realidad desde nuestra peculiar circunstancia.
La Hermenéutica y la Importancia del Prejuicio
Esta teoría, representada por el alemán Gadamer, se centra en la interpretación de textos. El significado que atribuimos a lo que leemos está condicionado por nuestra forma de ver el mundo. Los prejuicios orientan nuestra forma de entender una obra. El lector no puede nunca aproximarse a un texto de manera neutra.