Relatos de Muerte y Pasión: Explorando A la Deriva y Más Allá de Horacio Quiroga
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A la deriva
A Paulino, una víbora lo muerde en el pie, dejándole dos gotitas de sangre. Regresa al rancho, siente sed y llama a su mujer, Dorotea, para que le traiga caña, creyendo que es agua.
Paulino no quería morir y cogió su canoa para intentar llegar al pueblo vecino, que estaba a cinco horas de distancia. Sin fuerzas, llamó a su compadre Alves, pero este no contestó. Decide seguir en la canoa. Mientras observaba el paisaje, sintió que el dolor desaparecía, la sed disminuía y podía respirar mejor; pensó que el veneno se había ido o que algún milagro ocurría.
La canoa estaba a la deriva. Comenzó a delirar, sumido en recuerdos. Sentía helado todo su cuerpo y dificultad para respirar. Divaga sobre el día en que conoció al recibidor de maderas, preguntándose si fue un viernes o un Jueves Santo. Finalmente, estira los dedos y muere.
Más allá
El cuento empieza con ella discutiendo con sus padres porque no la dejaban ser feliz con su amado, Luis. El padre le dijo que prefería verla muerta antes que con él. Entonces, ella decidió morir, ya que era la única opción. Se vio con Luis y tomaron un bebedizo para morir juntos.
Luego perdieron el conocimiento. Cuando despertaron como espíritus, todos lloraban sobre el cuerpo inerte de ella, y Luis estaba parado frente a ella. Ya habían muerto. Ella solo veía la angustia de su madre al ver su cuerpo tieso. Más tarde, en su funeral, vieron cómo llegaba la familia de Luis con su cadáver y los velaban en la misma casa para después enterrarlos juntos. Su única finalidad era estar siempre juntos.
Pasaron así muchos días. Luis la visitaba todas las noches; a su llegada era puntual, pero en la despedida cada vez se retardaba más. Fueron a ver su tumba; lo único que decía la lápida eran sus nombres y la fecha. Él siempre le decía «amor mío», pero ella sentía morir cada vez que lo escuchaba. Pensó que se podía morir de amor aun estando muerta; eso sentía. Quedaron parados sobre su lápida, deseando besarse, deseando entregarse sus bocas, "viviendo" el presente de sus pálidas vidas y sin pensar en el futuro.