Relieves causados por la erosión

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El área arcillosa

Está integrada por rocas sedimentarias del Terciario y del Cuaternario. Se localiza en las cuencas sedimentarias de las submesetas norte y sur; en las depresiones del Ebro y del Guadalquivir; en áreas hundidas; y en las llanuras costeras mediterráneas. La roca predominante en esta área es la arcilla, caracterizada por su escasa resistencia. Da lugar a un relieve básicamente horizontal, ya que los terrenos donde se depositó no han sufrido plegamientos posteriores. Su rápida erosión, debida a la blandura de los materiales, crea dos tipos de relieve:

  • Campiñas o llanuras suavemente onduladas. Se forman cuando los ríos cortan y separan las estructuras horizontales de arcilla, que se desgastan pronto debido a su escasa resistencia.
  • Cárcavas y badlands. Se forman en las zonas donde alternan largos periodos secos y calurosos con otros de lluvias cortas y torrenciales, y no existe la protección vegetal, como el SE peninsular y el centro del valle del Ebro. En estas circunstancias, el agua de arroyada desgasta intensamente las vertientes, formando cárcavas o surcos estrechos y profundos separados por aristas.

El relieve causado por la erosión diferencial

En cada una de las tres áreas citadas es frecuente la existencia de rocas de distinto origen y resistencia. La erosión actúa entonces de forma diferencial o selectiva, dando lugar a distintos relieves según la disposición de los estratos.

Relieve horizontal o aclinal

Cuando los estratos son horizontales y alternativamente duros y blandos, los ríos abren valles que separan amplias plataformas, llamadas páramos, mesas, planas o alcarrias. Los páramos tienen una cima horizontal, formada por en el estrato duro; y un frente formado por una cornisa dura y un flanco cóncavo coincidiendo con el estrato blando inferior. Los flancos se erosionan más rápidamente, de modo que los páramos se reducen. Así se convierten primero en cerros testigo, muelas u oteros, constituidos por colinas de techo horizontal; y luego en antecerros o colinas cuando desaparece el estrato duro superior. Paralelamente se ensancha el espacio que separa los páramos, donde se forman llanuras suavemente onduladas o campiñas sobre los materiales blandos. Este tipo de relieve puede observarse en las cuencas sedimentarias meseteñas y en las depresiones del Ebro y del Guadalquivir.

Relieve en cuesta o monoclinal

Cuando los estratos están suavemente inclinados y alternan materiales duros y blandos, la erosión fluvial crea un relieve en cuestas. En ellas se distinguen un dorso o reverso, formado por el estrato duro inclinado, y un frente con una cornisa y un flanco cóncavo en la capa blanda, donde la erosión es más rápida. El retroceso de las cuestas por la erosión da lugar también a cerros testigo y antecerros. Este tipo de relieve puede observarse en los bordes de las grandes cuencas sedimentarias, en las zonas de contacto con las montañas que las delimitan.

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