El Renacimiento Italiano: David de Miguel Ángel, Nacimiento de Venus y La Última Cena
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David de Miguel Ángel
Escultura exenta de bulto redondo, cuerpo entero y de pie, tallada en mármol blanco de Carrara mediante cincel. Representa una figura masculina en la plenitud de la juventud, desnuda, de pie y de cuerpo entero, preparando sus fuerzas para atacar y sujetando con la mano izquierda una honda, arma que permite identificar al joven como el personaje bíblico David, preparándose para luchar contra Goliat.
Destaca el acabado liso, materia dura de la que, sin embargo, se obtienen auténticas calidades táctiles. Sorprende la preocupación por las formas anatómico-musculares, cuidadosamente estudiadas, creando volúmenes que responden a superficies curvas y suaves. En relación con el espacio circundante, las formas son abiertas, mostrando la tensión dinámica de un cuerpo vigoroso. Se aprecia la tendencia a contrapesar el cuerpo poniendo en movimiento cuatro extremidades: una pierna tirante apoya el peso del cuerpo, la otra se aleja, una mano caída sujeta la pierna, la otra sostiene la honda con el codo, la cabeza se gira.
La figura tiende a desarrollar una visión frontal, rompe con cualquier sensación simétrica. El movimiento contenido es evidente en las manos.
La perfección anatómica retrata un ideal de cuerpo humano: de belleza y fuerza casi sobrehumanas. Aunque emplea alguna desproporción: excesivo desarrollo de la cabeza, manos y pies. Escultura renacentista italiana del Cinquecento. El David de Miguel Ángel, siglo XVI. Museo en la Academia de Florencia.
Miguel Ángel realiza esta estatua de bulto redondo tras haber hecho La Piedad del Vaticano, la realiza en bloque de mármol. Es una obra maestra del Renacimiento del Cinquecento. Esta representación tenía para los florentinos un amplio sentido político, pues representaba la idea de la libertad del pueblo. La escultura se convierte en un modelo y mito de perfección y belleza del cuerpo humano en sí mismo, representando los ideales de belleza masculina. En este sentido, el David precede a la realización de las obras de la tumba del Papa Julio II y a la escultura de Moisés, en la que los rasgos son muy destacados. La escultura en el Renacimiento tomó como base y modelo obras de la antigüedad clásica. En la actualidad, la obra se encuentra en la Galería de la Academia.
El Nacimiento de Venus (Botticelli)
Pintura al temple sobre tabla. Representa un tema mitológico: "el nacimiento de Venus de las aguas del mar". Venus, diosa del amor, nació de los genitales del dios Urano, cortados por su hijo Crono y luego arrojados al mar. La diosa es empujada por el soplo de los dioses alados: Céfiro y Cloris, entre una lluvia de flores arrojadas por la ninfa Hora.
La composición es equilibrada: encierra en un triángulo la figura central de Venus. Los ropajes y los cabellos dorados de Venus se ondulan en un movimiento agitado. Las formas quedan definidas por el sentido lineal del dibujo: preciosista, nervioso y ondulante; lleno de movimiento y emoción sensual. Plasma una belleza idealizada: esbelta, casi adolescente y con expresión de melancolía. El paisaje de fondo, también idealizado, sirve de marco para resaltar esta belleza.
Pintura renacentista italiana del Quattrocento. El Nacimiento de Venus. Sandro Botticelli, siglo XV. Florencia. El Nacimiento de Venus es una de las obras más famosas de Botticelli. Fue pintada para decorar uno de los palacios de la familia Médici. En esta obra, Botticelli trata de reconstruir una pintura del pintor ateniense Apeles. El tema deriva de las "Metamorfosis" de Ovidio. El rostro recuerda al de las vírgenes de Botticelli: muy joven, de boca cerrada y ojos claros, con expresión melancólica. Principales obras: El Decamerón de Boccaccio y La Divina Comedia de Dante. La segunda mitad del Quattrocento es el elemento conservador el que impone el gusto en Florencia.
La Última Cena (Leonardo da Vinci)
Pintura mural al fresco que representa un tema religioso tradicional, la Última Cena, pero tratado con una novedad importante: representa el momento en el que Cristo anuncia que uno de sus discípulos le traicionará. Además, el artista hace participar al espectador de este momento introduciéndolo en la escena: hace coincidir el punto de fuga con el ojo del observador para crear una ilusión de continuidad entre el espacio real y el imaginario de la pintura.
La figura de Cristo, cuya cabeza se sitúa en el punto de fuga del escenario arquitectónico, se encuentra aislada y es estática, apareciendo inscrita en un triángulo; mientras los apóstoles, atrapados de tres en tres, muestran las más variadas reacciones: sorpresa, tensión...
La composición se realiza tanto en función de la perspectiva lineal como de la perspectiva aérea. La primera se consigue con elementos arquitectónicos fingidos. La segunda se consigue con el tratamiento de la luz y la técnica del sfumato, que difumina los contornos y dota de volumen a las figuras. La luz procede de focos: delante y detrás de los personajes.
Pintura renacentista italiana del Cinquecento. La Santa Cena o La Última Cena, Leonardo da Vinci. Situado en el refectorio de la iglesia de Santa María delle Grazie (Milán). A Leonardo da Vinci le llevó siete años completar esta obra. En esta obra, como en otras, Leonardo aplica el sfumato, diluyendo todos los contornos y prescindiendo del uso de la línea. Pertenece al Cinquecento.