Repoblación y Organización Política en la Península Ibérica Medieval
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La repoblación por las órdenes militares
Entre el río Tajo y Sierra Morena, y en los altos valles de los ríos Turia y Júcar, la repoblación se encomendó a las órdenes militares, formadas por monjes guerreros. Estas órdenes recibieron extensos señoríos denominados maestrazgos.
La repoblación por repartimiento
En el valle del Guadalquivir, Murcia, la costa valenciana y las islas Baleares se empleó el sistema de repartimiento: el territorio se repartió de forma proporcional a la participación en la conquista. Los nobles recibieron grandes propiedades y las gentes del común, pequeños lotes de tierra.
Las monarquías peninsulares
El gobierno de los Estados peninsulares recayó en reyes, que tenían amplias atribuciones: dirigir el ejército, administrar justicia, cobrar impuestos, conceder títulos, etc. El poder del rey estaba limitado por la autonomía de los señoríos y de las ciudades. Existieron diferencias entre los distintos territorios peninsulares.
Corona de Castilla
La monarquía era unitaria, es decir, estaba formada por un solo reino, y la autoridad del rey era mayor al considerarse que su poder procedía de Dios.
Corona de Aragón
Estaba compuesta por varios territorios (Aragón, Cataluña, Mallorca y Valencia) con instituciones, leyes y costumbres propias. Los reyes tuvieron menos autoridad porque se impuso la teoría pactista: el monarca recibía el poder de Dios a través de sus súbditos, por lo que debía respetar las leyes y los derechos de estos.
Las Instituciones
Curia, Cortes y Consejos
Los reyes se ayudaron para gobernar de la Curia Regia o Consejo Real, un organismo compuesto por miembros de los estamentos: nobleza (nobles, caballeros) y clero (obispos, abades y representantes de las órdenes militares).
Entre los siglos XII y XIII, los reyes incorporaron a la Curia Regia a los burgueses ricos designados por las ciudades. Así nacieron las Cortes, asambleas formadas por representantes de los tres estamentos.
Castilla
Las Cortes eran únicas para todo el reino y se limitaban a aprobar nuevos tributos y la alteración del valor de la moneda.
Corona de Aragón
Cada reino tenía sus propias Cortes (excepto Mallorca). Las Cortes proponían las leyes y el rey debía someterse a su aprobación.
Navarra
Las Cortes recibieron el nombre francés de Tres Estados y velaron también por la defensa de los fueros y los privilegios de cada estamento.
Con el nacimiento de las Cortes, la función de aconsejar al rey pasó en todos los reinos a otros organismos: los Consejos.
Los núcleos pirenaicos
En los Pirineos se constituyeron núcleos de resistencia en Pamplona, Aragón y Cataluña. Tuvieron que enfrentarse por el sur a los ataques musulmanes y por el norte a los francos.
El Reino de Pamplona
Habitado por los vascones, que se libraron del dominio musulmán y de los francos.
El reino alcanzó su mayor esplendor a principios del siglo XI con Sancho III el Mayor, quien heredó el condado de Aragón e incorporó el de Castilla. Dividió el reino entre sus hijos; los condados de Castilla y Aragón se convirtieron en reinos independientes.
El Núcleo de Aragón
Estuvo dominado por los francos y luego pasó a depender del reino de Pamplona.
Tras la muerte de Sancho III el Mayor, su hijo Ramiro I heredó el condado y lo convirtió en un reino independiente.
Los Condados Catalanes
En la segunda mitad del siglo VIII, pasaron a manos de los francos, formando la Marca Hispánica (provincia fronteriza al sur de los Pirineos, dividida en condados).
La repoblación concejil o municipal
En la repoblación de los valles del Duero, Tajo y Ebro se usó la repoblación concejil. El territorio se dividía en concejos, con una ciudad amurallada y tierras alrededor.
El rey daba a cada concejo un fuero, que eran leyes con derechos y deberes, como pagar impuestos o ayudar en la guerra.
Los repobladores recibían una casa y tierras. Los caballeros con caballo obtenían más tierras que los que no tenían.