Represión, Neurosis y Sociedad: Teorías de Freud y Marcuse sobre el Conflicto Cultural
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Críticas Filosóficas y Psicológicas a la Cultura
Sigmund Freud: El Malestar en la Cultura
Además de la crítica social o económica, cabe una alternativa más: la perspectiva desde el campo de la psiquiatría. Freud defenderá que la cultura es la fuente de muchas de las enfermedades mentales que sufre el ser humano. El fundador del psicoanálisis desarrolla esta tesis en una obra cuyo título es sumamente gráfico: El malestar en la cultura.
El ser humano se caracteriza, para Freud, por dos pulsiones fundamentales: el deseo sexual y el de agresividad. La cultura consiste precisamente en la represión de ambos instintos, por lo que se podría decir que la cultura va contra la naturaleza.
Así, el ser humano está condenado a vivir en la infelicidad y la insatisfacción. Cuando intenta saltarse las limitaciones que impone la cultura, termina enfrentándose a todos los demás y paga el precio del castigo derivado de la culpa. Para Freud, la cultura es el origen de la neurosis y de tantas otras enfermedades.
Herbert Marcuse: Crítica a la Sociedad Tecnificada
En el siglo XX, frente a la teoría de Freud, Marcuse presenta una visión diferente. Para este filósofo, es nuestra civilización concreta la que es represora, dado que la felicidad está subordinada a usos sociales rígidos, tales como:
- Tener un trabajo que ocupa casi toda la jornada.
- Relaciones familiares preestablecidas.
- Un sistema establecido en el que se imponen las leyes y el orden.
Por su parte, los individuos sienten que no pueden influir en el curso de los acontecimientos al estar sujetos, precisamente, a esos usos sociales. Para Marcuse, si cambiamos esta situación, podemos aspirar a una cultura que no se base en la represión, sino en la búsqueda de la felicidad.
Modelos de Interacción y Valoración Cultural
Relativismo Cultural
Esta postura considera que es imposible comparar o evaluar culturas, ya que todas y cada una de ellas tienen un valor único. Defienden que toda cultura tiene valor en sí misma, esto es, posee una lógica interna que al observador externo le es difícil captar. El riesgo de esta postura sería la pasividad o inacción ante actos injustos e inhumanos. Esta visión se opone al etnocentrismo, poniendo a todas las culturas a un mismo nivel.
Universalismo
El universalismo se opone tanto al etnocentrismo como al racismo y la xenofobia, evitando que unas culturas se impongan a otras. Abogan por el diálogo para la convergencia de los rasgos culturales que han demostrado su eficacia, como:
- El respeto a los derechos fundamentales.
- La igualdad de oportunidades.
- El aprecio de valores como la libertad o la solidaridad.
Los defensores quieren convertir estos rasgos en universales y extenderlos a todas las culturas. Esto no significa que las características propias de cada pueblo deban desaparecer, porque nos veríamos privados de una gran riqueza cultural.
Interculturalismo y Diálogo
Esta postura nace del reconocimiento de la pluralidad cultural como un hecho enriquecedor, ya que puede ayudarnos a entender mejor el mundo y a nosotros mismos. Defiende la tolerancia y el diálogo, apoyados en el respeto mutuo.