Resiliencia y Apego Seguro en la Infancia
Clasificado en Psicología y Sociología
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Resiliencia
Se definiría como la capacidad de resistir los traumas y adversidades de la vida, rehaciéndose y en algunos casos incluso desarrollando habilidades aprendidas a partir de dichas experiencias. Esta capacidad reside en parte en factores que tienen que ver la genética o el temperamento, pero tiene su origen fundamental y viene condicionado por las vivencias durante el periodo de desarrollo que transcurre entre los 0 y 3 años.
Apego Seguro
Hablaríamos de apego seguro cuando todas las necesidades son cubiertas en el contexto de una relación de buen trato. Estas necesidades se satisfacen rápido y eficazmente, a través del llanto, el aspecto, las respuestas reflejas y las respuestas fisiológicas. Este apego garantiza que todos los índices de desarrollo se cumplan.
Esta relación de apego seguro en el niño:
- Crea un sentimiento de efectancia – desarrollo resilencia primaria.
- Favorece el autocuidado y el cuidado de las personas: empatía, seguridad.
- Permite la coordinación y el desarrollo del resto de capacidades mentales.
Según sean las experiencias con los cuidados primarios, el niño desarrollará un tipo de apego. Si aquellas son positivas, si las necesidades se satisfacen y los cuidadores son sensibles, coherentemente disponibles, hay una probabilidad alta de que se trate de un apego seguro. En el caso contrario, si los padres han rechazado, maltratado, violentado, abandonado al bebé entonces la probabilidad de desarrollar un apego inseguro es alta.
Los tipos de apego inseguro pueden ser trastornos, presentar unas características:
- Los trastornos de apego no son enfermedades mentales pero pueden dar lugar a ellas. Adaptaciones mentales del niño. De alguna manera, sería como “defensas” que se pone el niño/a.
- Confieren al niño una especial vulnerabilidad.
Los profesionales
Son quienes juegan un papel primordial a la hora de intervenir ante esta problemática, puesto que son los que en primer lugar detectan, conocen y evalúan los casos de forma coordinada a través de una intervención denominada primaria. Intervención, sobre la cual hay que hacer especial hincapié y que constituye el punto de partida esencial para lograr un adecuado tratamiento que satisfaga las necesidades del niño maltratado. La escuela, el centro de Salud y los Servicios Sociales Básicos son lugares privilegiados para la detección infantil ya que son contexto de socialización fundamentales para el niño.