La Restauración Borbónica en España: Alfonso XII, el Sistema Canovista y sus Claves Históricas
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El Establecimiento de Alfonso XII como Rey y el Funcionamiento del Sistema Canovista: La Restauración en Castilla-La Mancha
Origen y Artífices de la Restauración
La mayoría de la población estaba decepcionada con la etapa del Sexenio Democrático y buscaba una solución de autoridad y orden. Tras el golpe de Estado de Pavía y la disolución de las Cortes republicanas, el general Serrano sofocó los últimos focos cantonalistas y el movimiento carlista, poniendo orden y control en el país. Mientras, la causa alfonsina iba ganando terreno y los motores del cambio (el Partido Alfonsino de Cánovas del Castillo, la burguesía y los militares) impulsaban el retorno monárquico. Aunque Cánovas del Castillo pretendía un retorno a la monarquía política de forma pacífica, algunos militares produjeron el pronunciamiento del general Martínez Campos el 29 de diciembre de 1874, proclamando así a Alfonso XII como rey.
El Sistema Canovista: La Constitución de 1876 y el Turno de Partidos
Fundamentos del Proyecto Canovista
Los fundamentos del proyecto de Cánovas del Castillo eran la monarquía y las Cortes, la soberanía compartida, el bipartidismo y el turno pacífico de partidos. Este sistema, diseñado para evitar los pronunciamientos militares y garantizar la estabilidad, se basaba en la existencia de una Constitución de 1876 que permitiese gobernar a distintos partidos. Los dos partidos principales eran el Partido Conservador (liderado por Cánovas y, posteriormente, por Francisco Silvela) y el Partido Liberal (liderado por Sagasta).
Así, los principios fundamentales del sistema eran:
- Patria
- Monarquía
- Dinastía
- Libertad
- Propiedad
- Gobierno conjunto del Rey y las Cortes
La Constitución de 1876
Esta Constitución tenía un carácter ambiguo para poder ser aceptada y aplicada por los dos partidos. La soberanía era compartida por las Cortes y el Rey. Las Cortes eran bicamerales, con el Congreso elegido por el sufragio que la ley determinase. El poder ejecutivo lo ejercía la Corona, y el judicial, los tribunales. La religión del Estado era la católica. Aparecían los derechos individuales regulados por la ley, y los ayuntamientos estaban controlados por el gobierno central.
La Alternancia en el Gobierno: Manipulación Electoral, Oligarquía y Caciquismo
El pacto entre los dos partidos para turnarse en el poder se conseguía mediante la manipulación de los resultados electorales; los votantes, en la práctica, no decidían. Cuando el partido en el poder quería un relevo, el Rey nombraba un nuevo jefe de gobierno al líder de la oposición. Esto ocurría a través del encasillado, un proceso por el cual el gobierno saliente designaba los diputados que debían ser elegidos, contando con una extensa red de caciques y autoridades repartidas por todo el país para conseguir la mayoría prevista.
Los caciques actuaban cómodamente porque tenían un gran poder social, económico y político. Si en algún momento el sistema fallaba, recurrían a amenazas, a la persuasión o al llamado pucherazo (falsificación de votos).
La Tarea Gubernamental
Los gobiernos de la Restauración adoptaron una serie de medidas importantes:
- Aprobación de normas liberalizadoras, promovidas principalmente por el Partido Liberal de Sagasta, como la libertad de prensa e imprenta, la libertad de cátedra y la libertad de asociación, lo que permitió la aparición de sindicatos como la UGT. También se aprobó la Ley del Jurado (1888), un nuevo Código Civil y la legislación que implantaba el sufragio universal masculino.
- La aproximación a los problemas sociales y la condición obrera: en 1883 se creó la Comisión de Reformas Sociales para contribuir al bienestar de las clases trabajadoras.
- La adopción de medidas proteccionistas para proteger los intereses de la industria catalana y vasca, de la minería asturiana y de los productos de cereal castellanos; sin embargo, estas medidas perjudicaban a los consumidores españoles.
La Restauración en Castilla-La Mancha
El bipartidismo y el régimen de la Restauración imperaron en esta región, al igual que en el resto de España. Cabe destacar la existencia de candidatos al Congreso o al Senado, como el liberal gaditano Segismundo Moret. Fuera del sistema, había núcleos carlistas y republicanos. Durante la Crisis del 98, se protagonizaron varios motines de subsistencia en la región.