La Restauración Borbónica en España: Cánovas, Alfonso XII y el Nuevo Orden Político

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La Restauración Borbónica: Un Nuevo Régimen para España

La Restauración de la dinastía borbónica supuso el fin de la Primera República, con el objetivo de reinstaurar a los Borbones en España. El impulsor del nuevo régimen fue el político conservador Antonio Cánovas del Castillo, quien fundamentó su sistema en la Constitución y el bipartidismo, organizando una monarquía liberal.

Génesis y Estrategia de la Restauración

La Restauración monárquica se había gestado durante el periodo del Sexenio Democrático (1868-1874), tras el exilio de Isabel II a raíz de la Revolución Gloriosa. Cánovas fundó el Partido Alfonsino. Su intención al restaurar la monarquía borbónica era reinstaurar a Alfonso, ya que se buscaba una nueva dinastía. Su proyecto era convencer a Isabel II de que abdicara para que su hijo, Alfonso XII, ascendiera al trono, pues consideraba que ella estaba muy desacreditada y no podría gobernar correctamente.

Cuando el príncipe Alfonso se enamoró, Cánovas vio la oportunidad de promover su boda, incluso contra los intereses de su madre, para aumentar la popularidad del príncipe. Cánovas aprovechó el descontento político generalizado para conseguir apoyos a la causa alfonsina, tanto de conservadores como de republicanos.

El Sistema Político: Bipartidismo y Turnismo

Cánovas quería que Alfonso estudiase en Inglaterra, ya que consideraba la monarquía y el sistema parlamentario británicos como modelos. Es decir, buscaba una monarquía bipartidista para que, si un partido caía, la monarquía no entrara en crisis. Estos partidos políticos, conocidos como partidos dinásticos, eran el Partido Conservador y el Partido Liberal, los cuales se turnaron en el poder mediante los mecanismos propios de un sistema parlamentario.

Las diferencias ideológicas y políticas entre el Partido Conservador, liderado por Cánovas, y el Partido Liberal, liderado por Sagasta, no les impedían colaborar. Los liberales estaban más preocupados por las reformas sociales y la educación, mientras que los conservadores eran más autoritarios y defensores del orden y los valores establecidos.

La coronación de Alfonso XII dio comienzo a una larga etapa de estabilidad política, basada en un sistema regido por valores conservadores de orden, propiedad y monarquía, combinado con aspectos del Estado Liberal.

La Constitución de 1876: Pilar del Sistema

Cánovas afirmó los principios ideológicos y sentó las bases institucionales y jurídicas del sistema. Para ello, apartó al ejército del poder político, pacificó el país y consolidó la estabilidad política.

Esto se plasmó en la aprobación de la Constitución de 1876, un texto lo suficientemente flexible como para adaptarse a los programas de los dos partidos integrantes del sistema y en la organización de un sistema bipartidista. Esta Constitución, la más larga de nuestra historia, consiguió crear una etapa próspera en lo económico y sólida en lo político, finalizando con la dictadura de Primo de Rivera.

Soberanía Compartida y Derechos

Fue una constitución reflexiva; una de sus fuentes de inspiración fue la Constitución conservadora de 1845, que buscaba un modelo flexible como el inglés. Aunque incorporaba algunos aspectos de la de 1869 en el reconocimiento de derechos y libertades.

La soberanía de la Constitución de 1876 era compartida entre las Cortes y la Corona. Las Cortes eran bicamerales, formadas por el Congreso de los Diputados (elegido por votación directa) y un Senado elitista (un tercio designado por el rey, otro tercio por los mayores contribuyentes de España y el resto elegido de forma indirecta por los ricos). A la Corona le correspondía el poder ejecutivo, que ejercía a través del Gobierno, y la iniciativa legislativa. En la práctica, el rey tenía más poder que las Cortes.

Se reconoció el catolicismo como religión oficial ante la presión del Vaticano y las jerarquías eclesiásticas.

El Sistema Electoral y el Caciquismo

Respecto al procedimiento electoral y el tipo de sufragio, existía un disenso entre ambos partidos, por lo que no se incluyeron en la Carta Magna. A partir de 1890, el Partido Liberal instauró el sufragio universal masculino. Para garantizar la obtención de la mayoría necesaria para gobernar, recurrieron al caciquismo, que implicaba la compra de votos, la coacción y, en algunos casos, la introducción de papeletas falsas en las urnas, práctica conocida como pucherazo.

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