La Restauración Borbónica en España: Cánovas, Bipartidismo y la Constitución de 1876

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La Restauración Borbónica (1874-1902): Cánovas del Castillo, el Turno de Partidos y la Constitución de 1876

Cánovas del Castillo: Arquitecto de la Restauración

Antonio Cánovas del Castillo fue una figura política fundamental para la implementación de la Restauración Borbónica. Conocido inicialmente por ser el autor del Manifiesto de Manzanares durante la Revolución de 1854, había militado en varios partidos políticos hasta convertirse finalmente en líder del Partido Alfonsino. En 1870, ya había logrado la abdicación de Isabel II a favor de su hijo, el príncipe Alfonso (futuro Alfonso XII), un hecho que facilitaría la Restauración de los Borbones.

El programa político de la nueva monarquía quedó recogido en el Manifiesto de Sandhurst, que eliminaba toda la obra del Sexenio Democrático; abolía la Constitución de 1869 y restauraba la monarquía hereditaria y constitucional, marcando el fin de la etapa republicana. Cánovas pretendía restaurar a los Borbones por vía pacífica, pero el pronunciamiento de Martínez Campos le impidió conseguir este objetivo. La primera medida fue constituir un Ministerio-Regencia, hasta la llegada de Alfonso XII, que tendría lugar a mediados de enero de 1875. La llegada de Cánovas al poder suponía el desplazamiento de los militares que, durante varias décadas, habían ocupado el gobierno.

El Sistema Político Canovista: Bipartidismo y Constitución de 1876

Cánovas aspiraba a construir un sistema político estable y sólido. Su fuente de inspiración era el modelo inglés; el proyecto político de Cánovas tenía tres pilares fundamentales:

  • El Rey y las Cortes, como instituciones fundamentales legitimadas por la historia.
  • El bipartidismo, como sistema idóneo de alternancia en el poder.
  • Una Constitución moderada, como marco jurídico del sistema.

Para poner en práctica el bipartidismo, no solo configuró su propio partido, el Partido Conservador, sino que también organizó su oposición, el Partido Liberal.

Los Partidos Dinásticos: Conservador y Liberal

El Partido Conservador, continuador del Partido Moderado, integraba a los antiguos moderados y alfonsinos, así como a algunos unionistas. Dirigido por el propio Cánovas, incluía a las clases aristocráticas, terratenientes y parte de las clases medias.

El Partido Liberal aglutinó a sectores de los antiguos progresistas y demócratas. Dirigido por Sagasta, militaron en él parte de la mediana burguesía, comerciantes, empresarios e industriales.

Se estableció un turno pacífico entre ambos; este se formalizó en el Pacto del Pardo (1885) y se mantuvo hasta la Primera Guerra Mundial. En 1885, Sagasta sustituyó a Cánovas como Jefe de Gobierno, iniciándose una etapa liberal hasta 1890. El cambio de un partido en el poder estaba pactado de antemano.

Oligarquía, Caciquismo y Fraude Electoral

Para obtener el resultado electoral que convenía en cada momento, el sistema dependía de la oligarquía-caciquismo y del fraude electoral. Una vez que las élites de los partidos acordaban el resultado electoral que debía producirse, los personajes ricos e influyentes tanto en las ciudades (oligarquía) como en la España rural (caciquismo), se encargaban de la manipulación directa de los resultados electorales por diversos procedimientos:

  • Retirada de las urnas antes del recuento.
  • Cambio de urnas.
  • Añadido de votos falsos.
  • Amenazas y extorsiones (despidos de trabajo, etc.).

En este proceso, también colaboraban los Gobernadores Civiles que, desde las capitales de provincia, daban las instrucciones recibidas desde Madrid a esta oligarquía-caciquismo.

Este turno de partidos suponía un falseamiento del sistema democrático, pero consiguió, de algún modo, una estabilidad política y orden social.

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