Restauración Borbónica en España: Claves del Sistema Canovista (1875-1914)

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La Restauración Borbónica y el Sistema Canovista

Se conoce como Restauración a la vuelta a la monarquía borbónica en 1875, tras el golpe de Estado de Martínez Campos, el 29 de diciembre de 1874, en Sagunto. Antonio Cánovas del Castillo, político de la época, fue el que ideó el nuevo sistema político para la vuelta de los Borbones, basándose en el sistema político británico, muy estable, basado en la monarquía, el parlamento y la alternancia en el poder de dos partidos. Este nuevo sistema supuso la restauración del liberalismo doctrinario, sistema político en el que existen dos fuentes de poder: el rey como representante de la tradición y las Cortes como representante de la nación.

El Regreso de Alfonso XII

La fragilidad e incapacidad de la I República para resolver los problemas del momento hizo que la alta burguesía, los grandes propietarios de tierras, el ejército y la Iglesia católica estuviesen interesados en favorecer la vuelta de la monarquía, en la figura de Alfonso XII, de forma pacífica.

Cánovas del Castillo, contando con estos apoyos, preparó la llegada al trono de Alfonso XII porque creía que era la única forma de dar estabilidad y progreso al país. A principios de diciembre de 1874 redactó el Manifiesto de Sandhurst en el que se presenta a Alfonso XII como el rey de todos los españoles. Además, diseñó un nuevo sistema político basado en el poder compartido entre las Cortes y el rey (liberalismo doctrinario) y creó un turno pacífico de partidos (conservador y liberal) que defendieran la monarquía.

La Constitución de 1876

La labor más importante del primer gobierno de la Restauración fue la convocatoria a Cortes Constituyentes por sufragio universal masculino para que estuvieran representados todos los partidos políticos y dar así legitimidad al nuevo régimen. Sin embargo, el proceso electoral fue manipulado para dar una amplia mayoría a las candidaturas del gobierno. La labor de estas Cortes fue la redacción de una nueva constitución, la de 1876, aprobada el 15 de febrero de ese año con el 87% de los votos. Esta Constitución fue un texto flexible con el objetivo de permitir gobernar de manera estable a los partidos que aceptasen el sistema. Sin embargo, su inspiración es claramente conservadora. En ella se recoge una amplia declaración de derechos y deberes (aunque en la práctica estuvieron muy restringidos), la soberanía compartida entre el rey y las Cortes, la división de poderes, la confesionalidad católica del país, etc.

El Turnismo Político: Conservadores y Liberales

Respecto a los partidos que se alternaban en el poder, el Partido Conservador, dirigido por Antonio Cánovas, basó su programa político en la defensa del orden social, de la monarquía y de la propiedad. El Partido Liberal, dirigido por Sagasta, defendía las libertades amplias, el sufragio universal, la libertad religiosa, etc. Fuera de este dualismo, quedaban los republicanos y los carlistas y, más tarde, los socialistas y regionalistas.

El Funcionamiento del Sistema y el Caciquismo

Para que el sistema turnista funcionara era necesario el acuerdo de ambos partidos y la intervención de la Corona como árbitro de los mismos. El rey podía decidir cuándo era conveniente la sustitución de un partido por otro para asegurar este compromiso. Además, era necesario utilizar, como único medio para obtener las mayorías parlamentarias en cada momento, el falseamiento electoral llevado a cabo a través del encasillado y del pucherazo. Esta manipulación era posible por la existencia del caciquismo que tuvo un papel predominante en el mundo rural, ya que la población española era básicamente rural y tenía altos grados de analfabetismo. También porque los partidos de oposición (republicanos, nacionalistas, socialistas, etc.) no supusieron un grave peligro para la monarquía. Sin embargo, en las ciudades este control caciquil se rompía algunas veces porque en ellas el voto era más libre.

Consecuencias y Crisis del Sistema

El sistema turnista se mantuvo sin grandes dificultades hasta la Primera Guerra Mundial y consolidó en el poder a la burguesía moderada. Con su sistema de control de las elecciones permitió el dominio de esa clase, pero también consiguió dar estabilidad política al país y comenzar de esta forma un desarrollo industrial que había sido muy insuficiente en etapas anteriores. Sin embargo, tras la desaparición de sus líderes, se producirán las desavenencias y las primeras crisis del sistema.

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