La Restauración Borbónica en España: Evolución Política y Desafíos (1874-1902)
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El Sistema Político de la Restauración Borbónica: Fraude y Oligarquía
El sistema político de la Restauración Borbónica se caracterizó por una profunda influencia de las élites en el proceso electoral. Los gobernadores civiles, alcaldes y caciques ejercían un control significativo sobre el voto de sus "clientes". Si, a pesar de esta influencia, el candidato previsto no resultaba elegido, se recurría al pucherazo, una práctica de fraude electoral generalizada.
Las bases sociales de este sistema eran extremadamente reducidas, limitándose al apoyo de la burguesía y la aristocracia. Las clases medias y populares, por el contrario, estaban completamente excluidas de la participación política. Era, en esencia, un sistema oligárquico, fundamentado en la ignorancia y la desmovilización política de las clases populares, así como en la concentración de la riqueza en manos de una minoría.
La Evolución Política de la Restauración (1874-1902)
El Reinado de Alfonso XII (1874-1885)
El reinado de Alfonso XII se divide en dos periodos políticos principales:
- 1874-1881: Gobierno del Partido Conservador de Cánovas del Castillo. Este periodo se caracterizó por el apoyo a la Iglesia y al Ejército, un estricto control del sistema político y la censura en la difusión de ideas. Se produjo la depuración del sistema educativo, con casos notables como la expulsión de Giner de los Ríos en 1876, a pesar de la posterior relevancia de la Institución Libre de Enseñanza.
- 1881-1883: Gobierno del Partido Liberal de Sagasta. Durante esta etapa, los liberales impulsaron avances significativos, incluyendo la ampliación del sufragio, la libertad de imprenta y la creación de una comisión de reformas sociales.
La Regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902)
La inesperada muerte de Alfonso XII en 1885 generó un vacío de poder que podría haber sido aprovechado por carlistas o republicanos, amenazando la estabilidad del sistema. Para evitarlo, conservadores y liberales acordaron el Pacto del Pardo (1885). Este pacto estableció el apoyo a la regencia de María Cristina y un sistema de turno pacífico en el gobierno entre ambos partidos, lo que proporcionó una notable estabilidad política. Las reformas iniciadas por los liberales fueron, en general, mantenidas por los conservadores.
Entre las reformas más destacadas de este periodo se encuentran:
- Ley de Asociaciones de Sagasta (1887): Esta ley legalizó los sindicatos y permitió la celebración de los congresos fundacionales de la UGT y el PSOE en 1888.
- Ley de Sufragio Universal Masculino de Sagasta (1890): Amplió el derecho al voto a todos los hombres mayores de 25 años.
- Proyecto de reforma del ejército: Se propuso un servicio militar obligatorio (aunque no llegó a entrar en vigor plenamente) y se buscaba evitar que el acceso al ejército se limitara exclusivamente a las clases bajas.
En los últimos años de la Regencia, se agravaron diversos problemas que marcarían el fin de siglo, como la precaria situación de las colonias (especialmente Cuba), la creciente cuestión social y el surgimiento y consolidación de los nacionalismos periféricos.