Revolución Artística y Arquitectónica del Siglo XIX: Funcionalismo e Impresionismo
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Simultáneamente a esta arquitectura historicista, el progreso exigió encontrar respuestas válidas a los nuevos problemas planteados:
- El aumento de la población.
- Los nuevos medios de comunicación requirieron la edificación de estaciones y, en general, grandes obras públicas.
- Las nuevas industrias necesitaban instalaciones.
- El progreso en cultura y educación impulsó la creación de museos y bibliotecas.
Por otra parte, la gran riqueza producida estimuló y potenció las exposiciones universales, con sus grandes instalaciones efímeras que exigían un alto desarrollo de la técnica constructiva.
A mediados del siglo XIX se llevaron a cabo experiencias más técnicas y se construyeron grandes pabellones de hierro y cristal en los recintos de las exposiciones universales, signo del desarrollo económico y técnico de un país. Finalmente, en el último tercio del siglo XIX, las estructuras metálicas sirvieron de soporte y permitieron integrar el vidrio, que se utilizó a modo de piel traslúcida para sustituir al muro.
La Escuela de Chicago: Semilla del Funcionalismo Arquitectónico
En 1871, la ciudad norteamericana de Chicago fue destruida por un incendio y tuvo que ser reconstruida. En su reconstrucción participaron muchos arquitectos, y la falta de espacio y la especulación del suelo obligaron a levantar edificios muy altos, los rascacielos, lo cual fue posible gracias a las estructuras metálicas. Louis Sullivan fue la figura más destacada del grupo.
La Captación Atmosférica del Impresionismo: Luz y Color en el Arte
En el último cuarto del siglo XIX, un nuevo movimiento pictórico, el Impresionismo, culminó la tendencia de unir visión y luz. Los antecedentes más directos los encontramos especialmente en los paisajistas ingleses Constable y Turner.
La sensibilidad social fue hostil a esta nueva manera de pintar. En 1863, Manet (precursor del movimiento) expuso su cuadro Almuerzo Campestre, que escandalizó a los sectores tradicionales y entusiasmó a los innovadores. Los pintores impresionistas intentaron que sus obras fueran admitidas en el Salón de París, pero al ser rechazadas las expusieron en el Salon des Refusées.
Los artistas impresionistas, unidos por un sentimiento de amistad, se reunían en tertulias y en los cafés parisinos para discutir sobre cuestiones pictóricas, y puede decirse que su forma de pintar o su estilo ha pervivido hasta nuestros días.
Tres de estos pintores, Monet, Renoir y Sisley, viajaron a un pueblecito, Argenteuil, para experimentar con las impresiones lumínicas. La historia del Impresionismo, iniciada en 1874, convirtió a París en la capital de la pintura. Las aportaciones técnicas principales de los impresionistas fueron las siguientes: