La Revolución Educativa de la Ilustración: Razón y Progreso en el Siglo XVIII
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La Ilustración: El Siglo de las Luces y su Impacto en la Educación
La Ilustración fue un movimiento intelectual, filosófico, político, científico y cultural del siglo XVIII que basaba sus principios en el imperio de la razón. Durante este periodo, comenzaron a surgir instituciones destinadas a salvaguardar el derecho a la educación.
El modelo político conocido como despotismo ilustrado se resume en la célebre frase: «Todo para el pueblo, pero sin el pueblo».
Principios Ilustrados: Razón, Libertad y Progreso
El modelo burgués será fundamental para conseguir una educación para todos. Hay dos conceptos de suma importancia: la libertad y el progreso, siempre bajo el amparo de la razón. En este nuevo paradigma, primará siempre la libertad del individuo por encima del poder de la Iglesia o la monarquía. El mayor de todos los bienes es la libertad, y el hombre quiere lo que puede. Rousseau postula que el hombre es libre para hacer aquello que le guíe la naturaleza.
Como afirmaba Kant: «Únicamente mediante la educación el hombre puede llegar a ser hombre».
Aportaciones del Pensamiento Ilustrado
El pensamiento de la Ilustración, con figuras como Rousseau, introdujo elementos transformadores para la sociedad:
- Cuestionamiento de las corporaciones como entidades que se identificaban con derechos colectivos, en favor de los derechos individuales.
- Transición del concepto de súbdito, que solo tenía deberes, a la aparición del ciudadano, un sujeto con derechos y obligaciones.
- La propuesta de la división de poderes como pilar del Estado.
- El carácter inédito y fundacional que los ilustrados le otorgaban a su propio pensamiento.
La Educación como Asunto de Estado
En el ámbito estricto de la educación, esta se va a convertir en un tema de carácter político debido a que se experimenta una progresiva institucionalización de la enseñanza. Los déspotas ilustrados reconocerán el valor de la educación para sus súbditos y para la consecución de los fines del Estado. Entre algunos de los postulados que recogía la legislación de la época, destacan:
- El carácter estatal de la enseñanza.
- Los fines sociales y científicos de la educación.
- La inspección estatal tanto para la educación pública como para la privada.
- El derecho a la educación con independencia de la religión.
En España, la primera gran ley de educación fue la Ley Moyano en 1857.
Bases para la Formación de los Sistemas Educativos Modernos
Desde finales del siglo XVIII, se sentaron las bases para los sistemas educativos nacionales:
- Secularización y centralización: Desplazamiento hacia organismos públicos de funciones y tareas hasta entonces ejercidas por instituciones eclesiásticas. Se configuró una administración central y territorial de gestión, ejecución e inspección. Las exigencias mínimas para este aparato administrativo fueron: un presupuesto global y estable, un boletín o revista específica para la difusión de las ideas educativas y un sistema normalizado y periódico de recogida de información sobre la situación de la red escolar.
- Profesionalización docente: La selección, nombramiento y pago de los docentes pasó a manos de organismos públicos, y se crearon centros de formación docente.
- Regulación de la profesión: Se excluyó del ejercicio a quienes careciesen de los títulos correspondientes y se difundió un ethos (conjunto de normas y valores) entre profesores y maestros sobre su labor como agentes públicos y mediadores culturales.
- Control de contenidos: El poder público se encargó de la renovación o introducción de aquellos contenidos y disciplinas que en cada momento se quisieran introducir o difundir en las aulas.
- Creación de una red escolar: Extensión de una red de escuelas con arreglo a criterios homogéneos, jerarquizada en función de los niveles educativos.
Los ilustrados verán en la escuela elemental la posibilidad de formar al futuro ciudadano. Sin embargo, hablamos de una educación restringida a mujeres, minorías étnicas y, en definitiva, a todos los grupos que no eran considerados parte del pueblo soberano.
El Emilio de Rousseau: Una Revolución Pedagógica
El Emilio, o De la educación, de Jean-Jacques Rousseau, es una novela pedagógica en la que el protagonista es un niño huérfano con muchas posibilidades económicas. Su tutor lo educa para la sociedad, pero fuera de ella. El libro es considerado una crítica al sistema educativo tradicional, donde se concebía al niño como una versión imperfecta del adulto. Según Rousseau, la educación es una parte fundamental para el niño y, por tanto, para la reforma de la sociedad. Uno de los postulados clave de la obra es que el objetivo de la educación es crear una nueva persona moral con arreglo al nuevo contrato social; en este caso, un contrato que firma el niño con el maestro. La educación es un proceso continuo que empieza con el nacimiento y sigue el desarrollo natural del niño en base a sus sensaciones, su memoria y su comprensión.