La Revolución Francesa: Orígenes, Crisis y el Legado de una Transformación Social
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Orígenes y Transformación de la Sociedad Francesa
La Revolución Francesa marcó el fin del Antiguo Régimen, un sistema caracterizado por la monarquía absoluta, el feudalismo y una sociedad estamental rígidamente jerarquizada. Este trascendental evento dio paso a un nuevo orden basado en un sistema político constitucional, el liberalismo económico y una sociedad de clases. Esos rasgos fundamentales aún perviven y definen muchas sociedades actuales.
Conceptos Clave del Antiguo Régimen
- Estamentos
- Grupos sociales de la Europa del Antiguo Régimen, caracterizados por privilegios jurídicos y económicos diferenciados. Se distinguían tres grupos principales:
- Nobleza: Que no pagaba impuestos y gozaba de gran poder social, político y económico.
- Clero: Que no pagaba impuestos y tenía los mismos poderes que la nobleza.
- Pueblo Llano (Tercer Estado): El grupo más numeroso, que carecía de privilegios jurídicos y económicos y se dividía principalmente en dos subgrupos: el campesinado y la burguesía.
La Crisis Financiera y el Camino a la Revolución
Francia atravesaba una profunda crisis económica en el último cuarto del siglo XVIII, una situación que afectaba gravemente a la Hacienda Real y limitaba significativamente las posibilidades de actuación del rey Luis XVI.
Intentos de Reforma y Resistencia de los Privilegiados
Ante esta coyuntura, algunos ministros, como Turgot, plantearon reformas económicas y sociales basadas en los principios de la Ilustración. Algunas de estas reformas afectaban directamente a las bases del sistema estamental, ya que recomendaban que los estamentos privilegiados también contribuyeran con impuestos. Sin embargo, los privilegiados se negaron rotundamente a aceptar estas medidas. Esta negativa llevó a que el monarca francés destituyera a Turgot en mayo de 1776.
La intervención de Francia en la Guerra de Independencia Americana (1775-1782) agravó aún más la crisis financiera y el endeudamiento del Estado. La única solución viable parecía ser obligar a los estamentos privilegiados a contribuir a los gastos del Estado.
No obstante, una Asamblea de Notables, reunida en 1787, rechazó la propuesta de igualdad fiscal que el ministro de Hacienda Calonne había planteado. Esta oposición obligó a Calonne a dimitir y presionó para que el rey lo sustituyera, lo que finalmente llevó a la conclusión de que la única vía para resolver la crisis era la convocatoria de los Estados Generales.
La nobleza, por su parte, exigió la reunión de los Estados Generales, argumentando que todo nuevo impuesto debía ser autorizado por esta institución. Sin embargo, los Estados Generales no habían sido convocados desde 1614, lo que subrayaba la excepcionalidad y la gravedad de la situación.