Revolución Industrial en España: El Auge Textil y Siderúrgico

Clasificado en Geografía

Escrito el en español con un tamaño de 2,84 KB

Los Inicios de la Industrialización en España

El Auge de la Industria Textil

En Cataluña, a partir de 1770, se había iniciado una incipiente manufactura textil con las fábricas de indianas. A finales del siglo XVIII, estas fábricas habían aumentado considerablemente su producción y adoptado las primeras hiladoras mecánicas. El proceso de mecanización del textil catalán se inició a partir de 1830, cuando se instalaron las primeras máquinas de vapor. La mecanización fue más rápida en la hilatura que en el tejido.

Entre las causas de la rápida mecanización de la hilatura destaca la escasez relativa de mano de obra, al incorporarse al mercado laboral las generaciones menos numerosas nacidas durante la Guerra de la Independencia. El proceso de mecanización, aunque incompleto, supuso una notable disminución de los costes y de los precios de venta.

El desarrollo de la industria textil tuvo que hacer frente a dos limitaciones muy importantes:

  • La escasez de carbón de la minería catalana y las dificultades del transporte para abastecerse de hulla asturiana, que no llegó al puerto de Barcelona hasta 1892. Fue esta carestía del carbón la que estimuló la proliferación de colonias industriales situadas en el margen de los ríos para aprovechar la energía hidráulica.
  • La debilidad del mercado español, compuesto por un campesinado con poca capacidad adquisitiva, que suponía una demanda débil y excesivamente ligada a las fluctuaciones de la producción agraria.

Las industrias textiles, conocidas como vapores, se convirtieron en un sector que exigió constantemente al gobierno la promulgación de medidas proteccionistas para hacer frente a la competencia de los tejidos extranjeros.

El Desarrollo de la Industria Siderúrgica

La industria siderúrgica fue el sector que acompañó al textil en el desarrollo de la industria moderna. Este sector estuvo muy ligado al desarrollo de la minería del hierro y del carbón, ya que las elevadas temperaturas requeridas en los altos hornos para la obtención de hierro laminado necesitaban este combustible en grandes cantidades.

Los primeros intentos de crear una siderurgia moderna se desarrollaron a partir de 1826 en Andalucía, y más concretamente en Málaga, aprovechando el hierro de Ojén. De ese modo, la producción siderúrgica andaluza fue hegemónica en la Península durante 30 años. Esta primera tentativa fracasó por el uso de carbones vegetales ante la dificultad para adquirir carbón de coque.

La existencia de yacimientos de hulla en Asturias convirtió a esta región en el centro siderúrgico de España entre 1864 y 1879. Sus minas de carbón favorecieron la localización de las siderurgias y, a pesar de la escasa calidad y poder calorífico de la hulla asturiana, la producción de hierro creció con rapidez.

Entradas relacionadas: