La Revolución Rusa de 1917: Un Recorrido por sus Etapas Clave y Consecuencias
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La Revolución de Febrero de 1917: El Fin del Zarismo
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial en 1914, Rusia decidió participar en el conflicto como parte de la Triple Entente. Este hecho provocó que muchas fábricas se reconvirtieran en industrias de guerra y que la movilización masiva de campesinos disminuyera drásticamente la producción agraria. Como consecuencia, se produjeron manifestaciones masivas ante la creciente carestía de los productos básicos. A ello se sumaron las continuas y humillantes derrotas de Rusia frente a Alemania, que minaron la moral de la población y el ejército.
En febrero de 1917, una manifestación con motivo del Día Internacional de la Mujer en San Petersburgo (entonces Petrogrado) se transformó rápidamente en una protesta generalizada contra la precaria situación económica y la guerra. Esta revuelta logró el apoyo decisivo de los soldados, quienes estaban profundamente insatisfechos con el conflicto y las condiciones de vida. Ante esta situación insostenible, el zar Nicolás II se vio forzado a abdicar, poniendo fin a siglos de autocracia zarista.
En los meses posteriores a la abdicación, se estableció una dualidad de poderes en Rusia: por un lado, el Gobierno Provisional, compuesto principalmente por liberales y socialistas moderados; por otro, los Sóviets (consejos), organizaciones formadas por delegados de obreros, campesinos y soldados que representaban a la clase trabajadora y a las bases militares. Finalmente, se proclamó una República liderada por Aleksandr Kérenski. Sin embargo, su gobierno fue efímero, ya que mantuvo la impopular participación en la guerra contra Alemania y no implementó las reformas sociales y económicas demandadas por la población.
Durante estos meses de inestabilidad, Vladímir Ilich Uliánov, conocido como Lenin, regresó del exilio y difundió sus célebres Tesis de Abril. En ellas, defendía consignas clave como: «Paz, tierra y pan» y «Todo el poder para los sóviets», con el objetivo de movilizar a las masas y obtener el apoyo popular para la causa bolchevique.
La Revolución de Octubre de 1917: El Ascenso Bolchevique
En octubre de 1917, Lenin, con la ayuda estratégica de León Trotski y el apoyo decisivo de los sóviets, lideró el levantamiento armado que culminó con la toma del Palacio de Invierno en Petrogrado. Este golpe de Estado bolchevique derrocó al Gobierno Provisional y permitió a Lenin asumir el poder.
El nuevo régimen optó por organizar el Estado bajo la forma de una República Socialista Federal, dirigida por los sóviets. Entre las primeras y más significativas medidas adoptadas por el gobierno bolchevique se destacaron:
- La expropiación, nacionalización y colectivización de las tierras pertenecientes a terratenientes, la familia imperial y la Iglesia.
- Su posterior explotación a través de koljoses (granjas colectivas) y sovjoses (granjas estatales), sentando las bases de la agricultura socialista.
En su afán por consolidar el poder y eliminar cualquier oposición, Lenin derogó la libertad de prensa y creó una temida policía política, la Cheka, con el fin de perseguir y reprimir a los disidentes. Asimismo, para evitar cualquier intento de restauración monárquica, el zar Nicolás II y toda su familia fueron brutalmente asesinados sin juicio previo en julio de 1918.
En cuanto a la política exterior y la Primera Guerra Mundial, el nuevo gobierno soviético firmó en 1918 el Tratado de Brest-Litovsk con Alemania y el Imperio Austrohúngaro. Este tratado implicó grandes pérdidas territoriales y económicas para Rusia, que se comprometía a pagar cuantiosas indemnizaciones y a renunciar a vastos territorios, incluyendo Polonia y los Estados Bálticos. A pesar de las duras condiciones, la firma de la paz permitió a los bolcheviques concentrarse en la consolidación interna de la revolución.