Revolución Rusa de 1917: El Fin del Zarismo y el Ascenso Bolchevique
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La Revolución de Febrero de 1917: El Detonante de la Caída Zarista
La guerra fue el detonante de la revolución. Las derrotas militares de Rusia en la Primera Guerra Mundial y las elevadas pérdidas humanas y territoriales generaron enormes dificultades económicas y un profundo malestar social.
La Revolución de Febrero y la Caída del Zarismo
En 1917, el estallido de una huelga en la fábrica de armamentos Putilov inició una revolución espontánea en Petrogrado. Al día siguiente, la ciudad se quedó paralizada por una huelga general.
Los revolucionarios (mencheviques, socialistas revolucionarios y bolcheviques) reorganizaron el Sóviet de Petrogrado. Decidieron que debían limitarse a exigir reformas democráticas y el fin de la guerra.
La disolución de la Cuarta Duma por el zar empujó también a los liberales a oponerse al zar, que se quedó prácticamente sin apoyos. El 2 de marzo, Nicolás II abdicó y al día siguiente se formó un Gobierno Provisional, presidido por el príncipe Lvov. En él también participó Kerenski, socialista revolucionario, como ministro de Justicia.
De Marzo a Octubre: El Gobierno Provisional y los Poderes Paralelos
Entre marzo y octubre, hubo en Rusia dos poderes paralelos: el del Gobierno Provisional y el de los sóviets (dominado por mencheviques y socialistas). Solo los bolcheviques se oponían a toda colaboración con el Gobierno Provisional. El Gobierno Provisional adoptó una serie de reformas:
- Declaró una amnistía.
- Reconoció las libertades civiles y disolvió la odiada policía zarista.
- Prometió entregar las tierras de los terratenientes a los campesinos.
- Comenzó a preparar la elección por sufragio universal de una Asamblea Constituyente como paso previo a una república parlamentaria.
- Reconoció el derecho a la independencia de Finlandia y Polonia.
La Crisis con los Bolcheviques y las Tesis de Abril
En esta situación se produjo la Crisis de Abril, cuando Lenin expuso en las «Tesis de Abril» la línea política de su partido, el más radical de los revolucionarios. Planteaba la ruptura con el Gobierno Provisional y con los que consideraba sus «colaboracionistas» (mencheviques y socialistas revolucionarios) y la necesidad de pasar de la revolución burguesa a la revolución socialista. El poder debía caer en los sóviets. En julio de 1917, tras fracasar una nueva ofensiva rusa en el frente, se acentuó la oposición de los bolcheviques a la guerra. Organizaron una manifestación armada para hacerse con el poder.
La Conquista del Poder por los Bolcheviques: La Revolución de Octubre
Entre septiembre y octubre, los bolcheviques se convirtieron en la alternativa más popular al Gobierno Provisional. Las condiciones de vida en Rusia empeoraron a causa del desabastecimiento y el caos administrativo. Lenin aprovechó el caos para tomar el poder de inmediato. El 9 de octubre regresó clandestinamente a Petrogrado desde su exilio y el día 10, convenció a sus compañeros del Comité Central del Partido Bolchevique para que adoptasen el principio de la insurrección armada.
La Revolución de Octubre de 1917: El Asalto al Poder
Trotski coordinó las operaciones del Comité Militar Revolucionario y preparó la toma del poder. En la noche del 24 al 25 de octubre, las tropas leales a los bolcheviques y la Guardia Roja ocuparon los bancos, las centrales telefónicas y las estaciones de ferrocarril. El día 25 cercaron el Palacio de Invierno y enviaron el crucero Aurora, que apuntó con sus cañones al palacio. Las tropas bolcheviques detuvieron a los miembros del Gobierno, excepto a Kerenski, que logró huir. Paralelamente, se reunió el II Congreso de los Sóviets de toda Rusia. Mencheviques y socialistas abandonaron la sala ante lo que consideraron un golpe de Estado, lo cual posibilitó que la delegación del Partido Bolchevique contara con mayoría. Lenin y Trotski formaron un nuevo Gobierno (Consejo de Comisarios del Pueblo). El Gobierno estaba presidido por Lenin.