La Revolución Rusa: Orígenes, Fases Clave y Consecuencias Históricas

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La Revolución Rusa: Orígenes y Transformación del Imperio Zarista

A comienzos del siglo XX, el Imperio de los Zares era un inmenso país donde pervivía el absolutismo monárquico. Políticamente, el zarismo era una autocracia. El zar estaba investido de un poder absoluto, gobernaba por decreto, no estaba sujeto a ninguna constitución ni tenía que responder ante un parlamento. Una fiel burocracia y un poderoso ejército aseguraban el control del imperio, mientras que la Iglesia Ortodoxa constituía uno de los grandes pilares ideológicos del régimen. La agricultura era la principal actividad económica y la tierra estaba en manos de unos pocos terratenientes, que pertenecían a una aristocracia privilegiada. La mayoría de la población eran campesinos sometidos a un régimen casi feudal. En algunas zonas del imperio se había iniciado un proceso industrial impulsado por capital extranjero. Allí había surgido un numeroso proletariado industrial que trabajaba en fábricas. Entre los obreros se había difundido el marxismo.

La Revolución de Febrero de 1917

La coyuntura de la Primera Guerra Mundial creó en Rusia las condiciones para un estallido revolucionario. Ni la economía, ni la organización política y militar rusa estaban preparadas para una guerra tan larga. En consecuencia, los desastres militares se sucedieron. La población estaba desmoralizada y empezó a organizarse en sóviets (consejos de obreros). La oposición política al zar aprovechó las circunstancias y varios partidos exigieron su abdicación.

La Caída del Zarismo

En febrero de 1917 estalló una revolución en San Petersburgo que provocó la caída del zarismo. El poder pasó a un Gobierno Provisional, dirigido por Kerensky y apoyado por los partidos liberales de la Duma, que inició una serie de reformas. Rusia se convirtió en una república democrática.

La Revolución de Octubre: El Ascenso Bolchevique

El 25 de octubre, los sóviets, impulsados por los bolcheviques, se sublevaron y en diez días se hicieron con el poder y destituyeron al Gobierno Provisional. Con el apoyo del Congreso de los Sóviets de Rusia, Lenin formó un gobierno obrero. El primer gobierno soviético estableció las primeras medidas revolucionarias: se extendieron las tierras para repartirlas entre los campesinos, y las fábricas quedaron bajo el control de los comités obreros. Además, se firmó la Paz de Brest-Litovsk.

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