Las Revoluciones Liberales y Nacionalistas del Siglo XIX: Impacto en Europa (1820, 1830, 1848)
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Las Revoluciones Liberales y Nacionalistas del Siglo XIX
Se denominan así porque en ellas confluyen, en gran parte de los casos, las dos grandes ideologías: el liberalismo y el nacionalismo. La mayoría de los nacionalistas de la época eran también liberales, con la excepción de muchos nacionalistas alemanes. Las transformaciones económicas, sociales e ideológicas condujeron a profundos cambios políticos. Dicho de otra manera: el desarrollo del capitalismo industrial, el predominio de la burguesía y la consolidación del liberalismo impulsaron la transición hacia la democracia política. En este marco se encuadran las revoluciones de 1820, 1830 y 1848. Durante la primera mitad del siglo XIX se sucedieron y enfrentaron las revoluciones liberales y las reacciones absolutistas. Dichas revoluciones liberales se iniciaron, por lo general, en Francia y se extendieron por el resto de Europa occidental y central.
La Primera Oleada Revolucionaria (1820)
La primera oleada revolucionaria se produjo en 1820 y tuvo su inicio en España con el Trienio Constitucional (1820-1823). Desde España se extendió por todo el sur de Europa; se trataba de acciones de conspiradores que no contaban con una base social burguesa sólida que las apoyara. De acuerdo con los principios de la Santa Alianza, la acción de las fuerzas absolutistas debía aplastar estas insurrecciones. La rebelión griega fue, al mismo tiempo, liberal y nacionalista, por cuanto reivindicaba la independencia del Imperio Otomano. En este caso, Rusia, Inglaterra y Francia apoyaron a los griegos, quienes lograron la independencia. Globalmente, las revoluciones de 1820 resultaron un fracaso.
La Segunda Oleada Revolucionaria (1830)
En 1830 se produjo una segunda oleada revolucionaria. Comenzó en Francia, donde la reacción antiabsolutista triunfó rápidamente, dando paso a una monarquía liberal moderada en la figura de Luis Felipe de Orleans. El ejemplo francés fue seguido en gran parte de Europa y triunfó en Bélgica, que alcanzó la independencia de los Países Bajos. Por otra parte, en toda Alemania comenzó a extenderse la idea de un nacionalismo alemán. Las revoluciones de 1830 triunfaron donde una base burguesa poderosa se unió a la presión popular (Francia o Bélgica). Fracasaron en los países con una burguesía débil y unas fuerzas reaccionarias todavía fuertes, como Italia y Polonia. El resultado fue que, a partir de 1830, apareció una Europa occidental liberal y otra central y oriental aún sometida al Antiguo Régimen.
La Última Gran Oleada Liberal (1848)
La última gran oleada liberal se produjo en 1848. Su significado radica en que, al tiempo que representó un nuevo ataque al Antiguo Régimen, se produjo un enfrentamiento dentro del liberalismo entre moderados y demócratas, a la vez que hicieron su aparición reivindicaciones de tipo obrerista. La crisis económica promovió reivindicaciones socialistas, lo que provocó una progresiva separación y un creciente antagonismo entre burgueses y obreros. Esto distingue la Revolución de 1848 de las anteriores. Comenzó en Francia, donde los grupos sociales marginados por el régimen liberal censitario, surgido de la Revolución de 1830, reclamaban una apertura democrática y progresista. La monarquía de Luis Felipe de Orleans cayó sin lucha, dando paso a una república de liberales-radicales. Una oleada revolucionaria recorrió Europa. Pero el balance de esta oleada fue el fracaso tras un primer momento de triunfo; en Francia se produjo un giro de tipo conservador. Globalmente, el intento democrático de 1848 resultó fallido, si bien introdujo constituciones moderadas en toda Europa central (Austria y Alemania) y logró ampliar en la mayor parte de países las concesiones hacia sistemas democráticos de sufragio universal.