Los Reyes Católicos: La Construcción del Estado Moderno en España

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Unión Dinástica e Integración de las Coronas

La unión dinástica de las coronas de Aragón y Castilla se concretó con el matrimonio (1494) entre Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón. Esta unión, de carácter personal y dinástico, permitió que cada reino conservara sus propias instituciones, costumbres, leyes, lengua, aduanas y moneda. Los territorios que la integraban (Castilla, Aragón, Valencia y Cataluña) compartían únicamente a sus monarcas, quienes firmaban conjuntamente las órdenes reales y ejercían la misma capacidad de decisión política. Sin embargo, esta unión personal facilitó el establecimiento de objetivos comunes, como la unidad territorial y religiosa, el fortalecimiento del poder real frente a las ciudades y la nobleza, y la consolidación de una política exterior conjunta.

Conquista de Granada e Incorporación de Navarra

La Reconquista no podía considerarse completa sin la conquista del Reino Nazarí de Granada. Los Reyes Católicos, uniendo las fuerzas de Castilla y Aragón, y aprovechando las tensiones internas del reino nazarí, conquistaron los territorios circundantes a la ciudad de Granada, aislándola. Tras una guerra de 10 años, la victoria llegó por la vía diplomática: el rey Boabdil firmó las Capitulaciones el 2 de enero de 1492, que permitían a los musulmanes permanecer en el reino con su propia religión, leyes y autoridades. Esta paz, sin embargo, duró poco. La orden de conversión forzosa al cristianismo, emitida por la reina y el Cardenal Cisneros en 1499, provocó un levantamiento en las Alpujarras, que fue sofocado en 1500. Tanto Castilla como Francia ambicionaban el Reino de Navarra. En 1512, Fernando el Católico aprovechó un incidente diplomático para ordenar la conquista del reino, llevada a cabo por el Duque de Alba. Navarra fue anexionada a Castilla, aunque mantuvo sus instituciones y fueros.

Integración de Canarias y Aproximación a Portugal

Castilla y Portugal, con una posición geográfica privilegiada para las rutas atlánticas y una larga tradición de cruzadas, se expandían más allá de sus costas. Los Reyes Católicos enviaron expediciones a las Islas Canarias para completar su conquista, ocupando Gran Canaria en 1482, La Palma en 1492 y Tenerife en 1493. Esta conquista fue una empresa conjunta de la monarquía y de particulares: la iniciativa fue pública, mientras que parte de la financiación fue aportada por una compañía sevillana de comerciantes. Las Canarias se convirtieron en una importante plataforma para las navegaciones castellanas y un antecedente de las colonizaciones americanas. Los Reyes Católicos también aspiraban a anexionarse Portugal. Intentaron lograrlo mediante matrimonios estratégicos de sus hijas, pero la muerte prematura de estas aplazó el proyecto.

Organización del Estado e Instituciones de Gobierno

En Castilla, se fortaleció el poder real, disminuyendo la importancia de las Cortes, que se convocaban con poca frecuencia. Se crearon los Consejos, con funciones judiciales y legislativas, integrados por letrados y dependientes de la Monarquía, como el Consejo de Castilla y el Consejo de Órdenes Militares. En las ciudades, se estableció la figura del corregidor, representante del rey con amplios poderes políticos, administrativos y financieros. En Aragón, cada reino mantuvo sus instituciones, pero el rey impuso dos nuevas figuras: el virrey (delegado real) y el Consejo de Aragón, que en algunos reinos actuaba como Tribunal Supremo. La única institución con poder en ambas coronas fue la Inquisición, un tribunal eclesiástico encargado de velar por la ortodoxia del catolicismo.

Proyección Exterior: Política Italiana y Norteafricana

Aragón debía proteger Nápoles de los intentos de expansión del rey de Francia, Carlos VIII. Las victorias españolas, lideradas por el Gran Capitán en Garellano, Ceriñola y Gaeta, alejaron el peligro francés. No asegurar la costa africana podía suponer un problema para las comunicaciones entre Italia y España. Sin embargo, los castellanos consideraban las conquistas en el norte de África como una empresa de tradición aragonesa. La expansión en esa zona comenzó en 1497 con la toma de Melilla. Durante la primera década del siglo XVI, Fernando el Católico lanzó expediciones a la costa mediterránea africana, tomando Mazalquivir, Orán, Trípoli, el Peñón de Vélez de la Gomera y sometiendo a Argel. Tras la derrota en las islas de Gelves (Djerba) en 1511, solo quedaron algunas plazas, y la piratería continuó activa en el norte de África.

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